martes, 27 de agosto de 2013

"¡Pero cómo ha fallado eso! ¡¡¡Qué perdemos la final!!!"

Aunque me ha costado un poco acabar este post, por fin lo he conseguido… Esta semana nos toca hablar sobre la presión. Pero que nadie se confunda, por presión no debemos entender un concepto táctico defensivo para robar el balón. Hablamos de esa sensación que nos hace sentirnos frustrados e incómodos mientras practicamos nuestro deporte. Hablamos de la presión psicológica. ¿Por qué tenemos esa sensación? La presión no es otra cosa que el peso de la responsabilidad sobre nosotros mismos. ¿Cómo podríamos definir la presión psicológica? Se trata de una situación de estrés emocional por la ‘obligación’ de conseguir un objetivo determinado. En algún momento de nuestra vida, todos hemos oído a alguien mencionar que un determinado jugador, atleta, etc. tiene presión, utilizando la mítica frase de “le puede la presión”.

Hasta aquí, considero que no estamos hablando de nada nuevo. Es bien sabido por todos que la presión psicológica es una variable que es parte del deporte. Bueno del deporte… la presión es parte de la vida. A menudo todos y cada uno de nosotros sufrimos periodos de estrés, sobre todo en el trabajo (o también por la ausencia de trabajo). Vuelvo a reiterar en lo de siempre: el deporte es un reflejo intensificado de la vida. En el deporte hay fases de entrenamiento o formación durante varios años, fases de competición donde tenemos que poner a prueba lo que hemos aprendido y lo que valemos, hay derrotas y victorias, ascensos y descensos, lesiones que te apartan de tus metas, ambiciones y retos de superación que queremos alcanzar. Pero todo concentrado e intensificado. Existen jugadores que logran alcanzar un rendimiento determinado y pueden promocionar hasta jugar a nivel profesional. Otros, la inmensa mayoría, no llegan a alcanzar esos niveles, desarrollando su juego en niveles inferiores. En cualquier caso, existen diferentes niveles de rendimiento (podemos llamarlo calidad). En cada nivel, existen una serie de responsabilidades con las que el deportista debe lidiar para conseguir los objetivos que deben cumplir. No olvidemos que a mayor nivel, mayor responsabilidad. Ya lo decía el abuelo de Peter Parker en la película Spiderman: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Pues eso. Los clubes pagan sueldos, en algunos casos millonarios, y es normal que exijan resultados inminentes (recordemos que no todo son Real Madrid, Barça o Manchester, existen clubes que no generan esos ingresos y tienen muchos gastos). Los jugadores a menudo experimentan periodos de presión, que en los casos de estos equipos tan conocidos suele tratarse de una presión mediática.

Y claro, todos somos amantes de las competiciones de máximo nivel, y sobre todo en fútbol, donde todos somos expertos en la materia. Todos vemos los mismos partidos y cada uno sacamos nuestras conclusiones. Los mismos jugadores y para unos son “buenos” y para otros “malos” (entre comillas, porque cualquier jugador de primera división es un atleta de los pies a la cabeza). Y qué decir de los sueldos… Yo soy de los que piensan que nadie da ‘duros por pesetas’, nadie paga 100 si gana 20. Entonces, como estos jugadores salen por la tele, nos creamos una imagen robótica de ellos. Nos pensamos que son máquinas de jugar al fútbol que no pueden pensar, sólo chutar… Y claro, pasa lo que pasa, que un momento de presión puede crear una mancha imborrable en tu currículum.



Saber luchar contra la presión y jugar con ella se traduce en un nivel alto de rendimiento deportivo. Raúl decidió lanzar el penalti siendo consciente de la importancia que tenía. Pero lo que todo el mundo no sabe es que cuando un jugador lanza un penalti decisivo la portería comienza a reducirse en su mente hasta alcanzar las dimensiones de una portería de hockey. El peso de la responsabilidad es otro reto que se debe afrontar en la carrera de cualquier deportista. Por ello, los niveles de presión están en función de los objetivos que se deban alcanzar en cada división, nivel o meta. El objetivo de un maratoniano será poder rebajar su marca de cara a una competición importante, y van pasando los días y es una marca que se reduce muy lentamente. ¿Todos los deportistas sienten presión? Yo, personalmente, considero que sí. La presión por norma general, tiene un origen extrínseco, es decir, que no depende del propio sujeto. Sobre todo en aquellos niveles donde las exigencias deportivas repercuten en la economía del club. Aunque no tiene porqué tener un origen económico, las condiciones de un terreno de juego, la situación de un equipo en la tabla de clasificación, la ansiedad constante por ser aceptado en un grupo, entre muchísimas otras, pueden ser causa de la presión. En otros casos, menos frecuentes, suele tener un origen intrínseco, por las exigencias del propio sujeto, sus metas o sus ambiciones. Y con la presión viene la ansiedad, de la que voy a hablar más adelante, en otro post.

¿Y los niños? ¿Es que nadie piensa en los niños? La presión es un síntoma muy frecuente en los jóvenes deportistas. Existen padres que condicionan mucho a sus hijos en el deporte que practican, y aunque en ocasiones no se manifieste directamente, todos captamos los mensajes y la información que nos llega. Mi consejo es dar libertad plena en el deporte a los más jóvenes, siempre animando y apelando a las sensaciones (alegría, tristeza, frustración, euforia…) en lugar de apelar al resultado o al juego. Hay que estar cerca de ellos, pero restar importancia a un mal partido o a un mal resultado. Como leí recientemente en una imagen colgada por mis amigos de FÚTBOL EN POSITIVO“A VECES SE GANA Y A VECES SE… APRENDE”. Lo importante en el deporte base es mantener la ilusión y la motivación y crear hábitos y valores. Así que mi mensaje en voz alta es: “Papás, vosotros ya anduvisteis vuestro camino, dejad que vuestro hijos creen el suyo. Limitaros a colocar las señales. No os realicéis a través de ellos, porque no son ni culpables ni conscientes de lo que no pudisteis alcanzar”.

Hasta la próxima…
Un abrazo para todos.

martes, 13 de agosto de 2013

Calienta, que vas a salir.

Después de escribir el post anterior, me quedé con ganas de hablar sobre el tema del calentamiento. Así que me he puesto manos a la obra y esta semana toca hablar de una de las partes más importantes en la competición. No, mentira, ¡¿cómo que de la competición?! Espero que no hayas leído esto y te hayas quedado tan tranquil@… ¡¡¡UNA DE LAS PARTES MÁS IMPORTANTES DEL DEPORTE!!! Confío en que no me hayas criticado duramente por la broma, sé que no me voy a ganar la vida en el Club de la Comedia.

            Volvamos a lo que a ti y a mí nos interesa. ¿Qué es el calentamiento? A simple vista, esta es una pregunta que todos podemos responder sin dar muchos rodeos. Todos coincidiríamos en que es la parte previa al ejercicio, que sirve para prepararlo para la actividad física posterior, que será de mayor intensidad. Esta sería la definición que la mayoría de la gente entiende por calentamiento. No voy a decir que no es cierta, pero lo que sí es cierto es que se aleja mucho de la definición completa, que va muchísimo más allá. Yo diría que esta definición es la punta del iceberg.
            Durante el calentamiento actúan varios agentes que intervendrán en el juego. En primer lugar, el calentamiento es la fase del juego en la que, como he apuntado antes, el cuerpo se prepara la competición, ¿pero cómo? A través de un incremento del ritmo, el cuerpo (en su concepto más general y físico) va aumentando la temperatura para adecuarla al esfuerzo. La frecuencia cardiaca va incrementando, de forma que la sangre se desplaza de forma más rápida a través de nuestro cuerpo, haciendo llegar el oxígeno que requieren los músculos para sus funciones. A su vez, la frecuencia respiratoria también se incrementa en número y en volumen para cubrir la demanda de oxígeno. Así que vamos a dar paso al apartado que a mí más me gusta: las comparaciones. Imaginemos que tienes un coche, de tu marca favorita de automoción, único en el mundo, sólo existe el ejemplar que tú posees, y su valor es incalculable. Como es algo inédito imagino que ese flamante cochazo debes cuidarlo a más no poder, procurando que no se raye nunca, pasándole las revisiones oportunas, cuidando la presión de las ruedas y limpiándolo muy a menudo. Dispones de las 24 horas del día para disfrutar de él, y además haces un uso continuo, sólo lo paras cuando lo guardas en el garaje. Estoy seguro de que tod@s lo cuidaríamos a rabiar, y siempre estaríamos pendientes de que no le pasase nada. De lo que no estoy tan seguro es que seas capaz de sacarlo a la calle y nada más arrancarlo aceleres hasta ponerlo a 200 km/h., cambiándolo de marcha a las 5000 rpm, y sin ponerte el cinturón de seguridad. Seguramente el motor estará sufriendo, con el riesgo que conlleva de averiarse, ‘griparse’ y demás jergas de ‘lesiones de taller mecánico’. Amig@ mí@, ese coche es tu cuerpo.



Pasemos a otro aspecto: el conductor del cochazo. El calentamiento tiene una función psicológica en el ámbito deportivo. Esta función es la parte en la que el deportista debe adquirir una concentración intensa previa a la competición. Existe por tanto una fase de evasión de los aspectos externos a la actividad inmediata, es decir, nos olvidamos del mundo y nos concentramos en lo que vamos a hacer, tratando de imaginarnos cómo lo vamos a hacer y focalizándonos en el éxito que vamos a obtener (yo no me molestaría ni en ponerme el equipo para pisar el campo pensando que voy a perder), aunque sabiendo colocar nuestras expectativas (dudo que mi equipo de fútbol 7 gane 15-0 al Barça).
La concentración para jugar un partido que exija cierto rendimiento e importancia (cada uno le asignará el valor que crea correspondiente) debe ser previa incluso a la llegada al campo. Es importante mantener unos momentos de tranquilidad, sin alteraciones, durante por lo menos el día previo. Aunque tampoco se debe nunca alterar el ritmo de vida habitual, es decir, sin abandonar la rutina. Esto significa que puedes darle el paseo a tu perro la noche antes del partido, si es lo que haces cada noche, y ambos lo vais a agradecer. Por tanto, ese conductor del cochazo es tu mente, y tú decides cómo quieres conducir tu coche.



       Solo me queda una cosa más que añadir: la Dirección General de Tráfico. Desgraciadamente, está muy extendida la cultura de jugar en frío. Aunque dé por hecho que todos los que estáis leyendo este post sois auténticos deportistas, hay muchísima gente que concibe el calentamiento como una pérdida de tiempo. De primera mano, he podido observar cómo jugadores de balonmano muy experimentados cogen el balón antes de entrar a la pista, y una vez dentro lo primero que se les ocurre es hacer un lanzamiento a la escuadra con todas sus fuerzas, así sin casi sin atarse los cordones. Pero donde suele ocurrir esto muy a menudo es en los campos de fútbol (el deporte más practicado con diferencia), donde nada más pisar el césped se chuta con todas las fuerzas para marcar el primer gol, y piensan “¡jo! ¡Soy un crack tirando! El portero ni se ha movido”, claro amigo mío, el portero tampoco ha calentado, y si se estira se parte en dos. La mayoría de los aficionados al fútbol profesional vemos como por televisión los jugadores entran al campo después de verlos calentar unos minutos por la banda, y pensamos “anda, si esto de calentar es más bien saludar al público”, y claro cualquiera no imita a un Falcao o un Özil, con lo buenos que son... Ellos han calentado un buen rato antes del partido, pero Canal+ no lo ha emitido porque estaban vendiéndote el partido de dentro de 3 meses.



Con todo esto, luego vienen las lesiones, y con ellas nunca pensamos en nosotros mismos como agentes perjudiciales, y siempre tras la lesión podemos escuchar clichés tan conocidos como:
-“¡Vaya mierda de botas que tengo, mañana me compro otras!”. Otro error muy extendido por cierto, es comprar botas con tacos inadecuados al terreno.
-“¡Vaya tela con el encargado, es que no riega lo que tiene que regar!”. Otro que tiene la culpa de que tus tobillos estén como la nevera de un esquimal.
-“¡Ah! Un tirón, qué mal le he pegado al balón”. Mentira, te he visto chutar 100 veces y siempre lo haces así de mal.
O una de mis favoritas:
-“Como me duelen las rodillas con esto del césped artificial, con lo bien que se jugaba en las eras”. Claro que si campeón, los 25 años y los 70 kilos que tienes de más no tienen la culpa, y encima échaselos a tus rodillas en movimiento, y recién levantadas de siesta, que ellas no tienen la culpa, hombre...

Y así sucesivamente, hasta un sinfín de frases dignas de un monólogo de Goyo Jimenez.

            Mi propuesta es, para todos aquellos educadores deportivos, el calentamiento es una parte fundamental del deporte, y debe ser enseñado como lo importante que es, y no como un acto mecanizado previo a un partido o entrenamiento. Y para todos aquellos amantes del deporte, y sobre todo del deporte amateur, confío en que valoréis la importancia del calentamiento, y lo incorporéis a vuestra rutina previa a cualquier partido, entrenamiento o ‘pachanga’, para luego no tener que oíros quejaros con este tipo de frases, de las que particularmente suelo preferir no decir nada y esperar a que alguien empiece a darse cuenta de qué puede hacer para cambiarlo.



Un abrazo, y hasta la próxima.

@JuankiLungaran

viernes, 2 de agosto de 2013

Mantén la concentración, y verás cómo lo consigues.

            Antes de nada, lo primero que me sale al comenzar a escribir, es dedicar unas líneas al Triatleta David Quirós, campeón nacional de triatlón en la categoría 20-24, que falleció el pasado viernes 19 de julio en un trágico accidente de tráfico. “Me gustaría enviar desde aquí toda mi fuerza y mi más sincero pésame a todos los familiares, amigos, conocidos y vecinos de Quero (Toledo). La pérdida de David ha sido un duro golpe para el deporte nacional”.
            En estos últimos días me ha costado un poco escribir, pero finalmente he conseguido acabar este post. Ya sé que todos, queridos lectores, estabais impacientes por leer estas líneas (Modo Ironía: ON), así que ya podéis respirar tranquilos ¡porque allá voy!
            Esta semana he decidido tratar el tema de la concentración en el deporte. En todas las modalidades deportivas resulta de gran importancia desarrollar esta habilidad. Y no sólo en todas las modalidades deportivas, esto va mucho más allá, sino que debe entrenarse como cualquier otra habilidad física, técnica o táctica desde las categorías más inferiores del deporte, desde temprana edad. ¿Por qué? Te lo voy a explicar, y me gustaría hacerlo como siempre, relacionándolo con cualquier aspecto cotidiano de la vida. La falta de concentración es ese fenómeno por el que todos y cada uno de nosotros, mientras leíamos un libro relajados en nuestro sofá o sillón, leemos el mismo párrafo de la misma página 4 veces y aún así no nos hemos enterado. Durante un momento de lucidez espontánea nos damos cuenta de que no nos hemos enterado de nada y volvemos atrás para comenzar de nuevo, y misteriosamente, después de la primera línea ya volvemos a perder el hilo. Esto suele ocurrir porque mantenemos nuestra mente ocupada con una preocupación o cualquier otra cosa que en ese momento nos está rondando por la cabeza. Si te vuelve a ocurrir esto, cierra el libro y termina de pensar en lo que estas pensando.
            Pero volvamos al tema del deporte, que es lo mío. La concentración en el deporte es un síntoma de motivación. Podríamos definirla como la capacidad de mantener focalizada la atención en la tarea para resolver de forma satisfactoria las situaciones que se deriven de ella, de forma que el deportista será capaz de filtrar o seleccionar aquellos estímulos que le resulten más relevantes en cada situación (Mora, J. A., Zarco, J. A. y Blanca, M.J., 2001). Los deportistas además, deberán aprender a seleccionar de forma adecuada, utilizando el criterio que más se ajuste a las necesidades del juego todos los estímulos, pero ese es otro tema del que ya hablaremos más adelante.
La concentración juega un papel importantísimo en la competición porque gracias a ella pueden condicionarse aspectos tan relevantes en el deporte como la precisión, la velocidad de reacción o la velocidad de ejecución. Por todo esto, es importante educar a nuestros deportistas desde el deporte base a desarrollar la habilidad de concentrarse. Para ello, todos los momentos son importantes, pero los entrenamientos serán fundamentales para conseguir nuestros objetivos. Mantener la concentración en los entrenamientos nos generará un hábito que desembocará en una adquisición de la habilidad. Todas y cada una de las situaciones que genera la práctica deportiva en cualquiera de sus modalidades conlleva una focalización de la atención a la que el deportista debe estar sometido con cierta frecuencia. A cualquier edad y en cualquier categoría. Hablando en términos generales, no sólo de la concentración, durante la competición, no hay trampa ni cartón, se dejan visibles todas las características de un deportista (motivación, autocontrol…) y un equipo (su forma de trabajo, su intensidad, sus aspectos tácticos…). El calentamiento es la parte fundamental de concentración en la competición, pues es el momento en el que no sólo se prepara el cuerpo para afrontar un partido o carrera, además el deportista se prepara mentalmente para darlo todo de sí mismo. Pero además, la concentración no sólo está presente en acciones puramente deportivas, y si no ¿por qué iban a reunirse los jugadores del Real Madrid (por ejemplo) horas antes de un partido en un hotel? Es el momento de dejar a un lado los temas familiares, o de negocios (anuncios, patrocinios…) para centrarse solamente en el partido que tienen al día siguiente.
Existen algunos ejemplos de lo que se puede conseguir gracias a la concentración, como en el siguiente vídeo, Ibrahimovic es capaz de mantenerse orientado y coordinarse, sin mirar a portería, para marcar este golazo. Probablemente, si lo repite 50 veces en una entrevista "post partido" seguramente no le hubiera salido.



Por último, me gustaría volver a mencionar a David Quirós, ya que como muestra la siguiente imagen, durante una carrera no hay que perder la concentración para visualizar las metas, ser consciente de su economizar su esfuerzo, saber cuándo tiene que atacar… Para ser campeón nacional de triatlón, lo seguro es que hay que aprender a mantener la concentración, y desde luego su cara lo demuestra.

DEP David Quirós


Un abrazo a todos, y hasta la próxima semana.
@JuankiLungaran