miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hoy, personalMente

Hoy voy a escribir de la forma más personal, desde una perspectiva que me aborda y que se me hace necesario expresarme. Claro que del mismo modo que sirve de experiencia para mí, me gustaría que mis lectores sintáis empatía para con mi nueva situación... Ahí voy.

Cuando hablamos de un equipo, hablamos de un grupo de personas que interactúan apoyándose unas de otras en la realización de una tarea para conseguir un objetivo. Sin embargo, parece que esta definición deja un poco al margen el lado más humano del equipo. Un equipo está compuesto por personas que en la mayoría de las ocasiones provienen de diferentes lugares y experiencias. Que se han desarrollado bajo criterios o principios diversos y que suman sus capacidades para realizar un fin. Por tanto existe una relación intra e interpersonal entre los miembros de un equipo. Como el tejado de una casa evita las inclemencias del tiempo; las paredes sujetan el peso; las puertas permiten el paso; las ventanas permiten la luz; o la calefacción aporta calor… todo junto forma un hogar. Cada miembro de un equipo aporta una habilidad, un granito de arena a la tarea para conseguir los objetivos.

                A lo que intentaba referirme cuando hablaba del lado más humano, es al desempeño de los roles dentro de un equipo. En el caso de los deportes de equipo, en muchas ocasiones los roles que desempeña cada jugador no están ligados a la aportación en la tarea. Si quitamos la calefacción no se hunde la casa, pero el ambiente será muy frío en invierno. Los goles no son proporcionales a la simpatía; las paradas de un portero no equivalen a más amistades; ni los minutos jugados hacen crecer la empatía. En los equipos hay máximos goleadores, jugadores que juegan mucho y otros que juegan menos, jugadores con más y menos responsabilidades, pero, si todo funciona bien, al llegar al vestuario no es eso lo que debe quedar reflejado. Lo que se ve detrás de la cancha es un grupo de amig@s que disfrutan de la compañía mutua. En los viajes de equipo todos van mezclados, todos aportan lo mismo en sus conversaciones y todos se ríen de las mismas bromas.

                En ocasiones, la vida pone a prueba también a los equipos, y para esto no importa la edad, ni siquiera el nivel de competición. A partir de mañana seré consciente de cómo se va una parte del equipo. Para esto soy nuevo, es una nueva experiencia, y aunque va a ser complicado me voy a empeñar en aprender de ello. Sin embargo me rondan las preocupaciones. Sé que van a ser unos momentos duros para mis jugadoras (de entre 12 y 13 años), pero ¿cómo reaccionarán a medio plazo a esta situación? No sé cómo, lo que sé es que voy a empeñarme en que su refugio sea el deporte, su pequeño equipo. Seguir viéndose las caras para apoyarse unas a otras. No se va una jugadora, se va una amiga, y no saben cuándo volverán a verla… A mí como entrenador se me hace difícil, no quiero imaginarme cómo será para las pobres. La vida les va a dar una lección a todas, a partir de mañana van a ser conscientes de que a veces las cosas se ponen difíciles y hay que hacer sacrificios para seguir adelante… Les va a costar entenderlo.

                Hoy estoy escribiendo de la forma menos “profesional”, quizá sea porque ahora me ha tocado a mí vivir la experiencia. Habrá que hacer de tripas corazón, reaccionar, y aprender.

Confío en servir de apoyo.

viernes, 4 de octubre de 2013

Juega como sabes, y pase lo que pase ¡NO PIERDAS LOS PAPELES!

Hace unos días saltó una noticia que me impactó bastante: “el Milán buscaba psicólogo para Mario Balotelli”. Para aquellos que, por lo que sea, no conozcan el perfil de éste jugador italiano, de forma resumida podemos definirlo como un jugador que carece del sentido de las normas que sean impuestas por agentes externos a su propia persona. El excéntrico futbolista, en el campo se muestra con una agresividad extrema, y hace gala de ella en cualquier situación que perciba como nociva para él. Jugadores contrarios, árbitros, entrenadores e incluso compañeros han sufrido y aguantado alguno de sus irreflexivos y belicosos episodios.

A partir de aquí, cabe preguntarse la causa de esta personalidad tan peculiar… Hijo de inmigrantes ghaneses, su familia biológica tuvo que darlo en adopción a los Balotelli para asegurar su futuro. Con el paso de los años, Mario alcanzó la élite futbolística, y sus padres biológicos, los Barwuah exigieron su regreso. Con todo esto (y sin querer seguir indagando), es muy probable que el joven deportista haya sufrido diversas inestabilidades familiares que han forjado su personalidad. Por otra parte, probablemente consciente de sus dificultades socioeconómicas del pasado, Mario Balotelli también se caracteriza por sus actos de solidaridad. Sin dar muchos rodeos por la red, he encontrado un ‘Ranking con las 50 locuras de Mario Balotelli’, juzgad vosotros mismos Lista de Locuras de Balotelli. Ni que decir tiene que su talento es indiscutible, por ese motivo sigue ejerciendo su labor en la élite… pero a qué precio para los clubes.


Volviendo al tema, en cuestión. ¿Cuál es el problema que persigue a Balotelli? EL AUTOCONTROL. ¿Y qué es el autocontrol? Aunque la propia palabra lleva implícito el significado, vamos a ver de qué forma se puede expresar. El autocontrol se define como la habilidad de controlar las propias emociones, comportamientos, deseos e impulsos. En palabras llanas, es el fenómeno por el cual un deportista (en nuestro caso) se retiene a sí mismo para no decir o hacer todo lo que se le pasa por la cabeza durante un “calentón”.
Mario Balotelli ha sido el ejemplo a exponer en el post, sin embargo existen muchísimos casos que ponen en evidencia la falta de autocontrol de muchos deportistas, y aquí no sólo hay que referirse al fútbol. Al final del post veremos algunos.

El caso es que el autocontrol no es un defecto genético que el capricho del azar inserta a uno de cada cincuenta seres humanos (yo diría que bastantes menos, pero bueno, por poner algo). No, de ninguna manera. Aunque muchos piensen que sí… como por ejemplo los padres de esos jóvenes deportistas, que son líderes de sus respectivos equipos que dicen llenos de orgullo: “Ay, mi Jonathan… Con ese pronto y ese carácter que me ha salido… ¡algún día va a acabar con nosotros! Jajajaja…”. Y muchas más frases como estas que ni os imagináis. A mí desde luego, de lo único que me dan ganas es de coger a ese tipo de padres, encerrarlos en una habitación y darles un par de clases de implicación parental, ¡pero bien dadas!

A lo que voy (que no sé cómo lo hago pero siempre acabo yéndome por las ramas) es a que el autocontrol tiene unas causas definidas, que pueden clasificarse en dos apartados: internas y externas. En las causas internas simplemente hay que destacar el equilibrio emocional actual que tiene el deportista: presión, estrés, ansiedad… Por otra parte, las causas externas son las que condicionan la conducta del deportista desde una perspectiva ajena a su control: situación sentimental o familiar, presión de los medios de comunicación… entre otras.
Una educación en valores de autocontrol ayudará a forjar en la propia personalidad criterios de autorregulación del control. El hecho de saber reprimirse para evitar estallar en cólera, o decir cosas de las que luego puedan arrepentirse son herramientas que constituyen un equilibrio emocional para el propio ser, y que deben canalizarse de formas más constructivas. Por consiguiente, la estabilidad emocional será inversamente proporcional al autocontrol, y será el principio regulador del mismo. A todo esto, hay que añadir que la disciplina juega un papel fundamental en el autocontrol. Pero del mismo modo, también influye directamente la imitación de un modelo, que paulatinamente irá construyendo en el sujeto unos patrones de reacción erróneos cuando entienda que le perjudica una determinada decisión o acción. Un ejemplo muy extendido y que todos conocemos es el de esos padres que se enfadan con sus hijos porque tienen una mala reacción. Luego los cogen y se los llevan a ver un partido, para “animar a su equipo”. Mentira. En esos momentos de pasión, el papá se olvida de su hijo, y tras una acción reconocida como nociva comienza a expulsar por su boca una serie de adjetivos calificativos que, al día siguiente el niño repasará en el patio de recreo cuando le hagan una falta. Y qué decir de los aspavientos que hacemos con las manos…

No sé cómo se animará en el resto del mundo, pero en España la RAE debería revisar el significado que le damos al término “animar”. Entre varios significados se define como “infundir energía moral a alguien”, aunque en este contexto, creo que debería sustituirse por “acudir al visionado de un partido con el propósito de criticar las decisiones del árbitro, y del mismo modo mencionar en voz alta la profesión de alguno de sus familiares; analizar el juego del contrario para: en el caso de que su juego sea fluido, pretender desmotivarlo aplicándole una serie de imprecaciones, si su juego es inferior al de mi equipo realizar observaciones abiertas aludiendo a sus incapacidades mediante escarnios; y en menor medida, alentar a los animados, aunque sólo en caso de conformidad plena con su juego, en caso contrario, y con más intensidad incluso que contra árbitros o contrarios, se les indicarán una serie de directrices para mejorar el rendimiento que a su vez estarán acompañadas de recordatorios asociados al patriotismo de escudos y colores y con sus respectivos agravios”. Por si no te habías dado cuenta, estoy de broma… He pretendido exagerarlo mucho. Pero con esto me gustaría recordar que en todos los campos debe haber un punto de inflexión, motivado por los miembros de los propios clubes, para erradicar ciertas conductas o lenguajes utilizados, y sancionarlos o condenarlos de alguna forma. Hay que cambiar el chip. Os invito a que, si realmente amáis el deporte, sirváis de ejemplo, y si sois de los que gritáis, por favor la próxima vez intentad mantener la compostura, porque eso representa la imagen de un club y una comunidad, que se asocian a un pueblo o ciudad.
Mi consejo para padres y entrenadores es servir de modelos de integridad, control de emociones con respecto al deporte. Educar para la diversión creativa. Y en el momento de una falta de autocontrol grave, un desprecio al rival o a los espectadores, exista una sanción significativa para erradicar el problema cuanto antes. Mostrarse analíticos y no críticos. A mí me gusta buscar las causas y los porqués cuando veo un fallo de un tiro a puerta, o determinar el porqué de la reacción de un jugador o entrenador… Pero en muy pocas ocasiones pierdo los papeles.

Avanzando en nuestro tema, la falta de autocontrol conlleva riesgos importantes para el propio jugador, el equipo y por supuesto el contrario… En el deporte profesional existen medios estadísticos para medir la falta de autocontrol (en función de la posición ocupada en el campo). Las amonestaciones y las faltas realizadas, y acumuladas en el historial de un jugador son una buena proposición para determinar si los jugadores pierden los papeles con más facilidad. Volviendo al caso de Mario Balotelli (delantero), ha visto 56 tarjetas amarillas y 8 rojas, creo que no está nada mal… por eso buscan psicólogo.

Para terminar, vamos a rememorar otras “pérdidas de papeles” de deportistas de élite…

Zinedine Zidane, uno de los mejores futbolistas de la historia le propinó un cabezazo a Materazzi en la final del Mundial del 2006. Los propios comentaristas saben que el jugador italiano provocó al francés, pero aún así condenan la acción de Zidane.



En el año 95, Eric Cantoná después de agredir a un contrario, perdió los papeles y propinó una patada a un espectador que, probablemente lo insultaría.



El defensor central del Real Madrid, Pepe, después de crear un penalti agredió al futbolista del Getafe, Casquero, que estaba tumbado en el suelo. Después de esa acción, Pepe se ha colgado un cartel de agresivo, del que no ha contribuido mucho para quitárselo. De Pepe, sus compañeros dicen que es una gran persona, y es un claro ejemplo de que el autocontrol no mantiene relación con otros aspectos.



Los que más se supone deberían ser modélicos, también pierden los papeles algunas veces, como fue el caso de Leo Messi en el Santiago Bernabéu, que ante la impotencia no se le ocurrió otra cosa que pagarlo contra la afición del Real Madrid, con un pelotazo.



Alejándonos del fútbol, es difícil ver a Roger Federer perder los papeles, pero es la muestra de que en algún momento hasta el más ejemplar (con permiso de Rafa Nadal, claro) se puede derrumbar.



Para acabar, el caso de un entrenador. Si es lamentable verlo en jugadores, verlo en entrenadores ya es para echarse a llorar. En las imágenes, Delio Rossi, agrede a un jugador en el banquillo tras tener un pequeño cruce de palabras.


Y por último, un puñetazo.


jejeje. Buscando vídeos me he encontrado este, que me ha hecho gracia. El árbitro se lo tomó con humor, que es como se han de tomar estas cosas…

Un fuerte abrazo a tod@s.
Pronto más.

@JuankiLungarán

viernes, 20 de septiembre de 2013

"¡¿Cómo que no puedes?! Si sólo es la Final de la Champions League, hombre".

Ya estoy de vuelta una vez más por aquí. Aunque he tenido que limpiar las telarañas de los rincones del blog antes de publicar esta entrada, creo que me ha quedado bastante curiosa, oiga.
Tras el último post, donde hablaba de la Presión Psicológica ("¡Pero cómo ha fallado eso! ¡¡¡Qué perdemos la final!!!"), tuve la sensación se me estaba quedando un poco cojo, que me faltaba algo por plasmar. Así que podría considerarse éste como la segunda parte del post anterior aunque tenga otro título (si no lo has leído te invito a que lo hagas). La Presión Psicológica viene desencadenada por diversos factores, algunos mencionados con anterioridad de forma muy escueta, que consiguen generar un estado emocional que de estrés e incomodidad que limita muy notablemente el rendimiento deportivo. De esta forma, paralelamente con la presión aparece la ansiedad. Hay que apuntar también que me estoy refiriendo a la presión psicológica en su concepción más negativa, porque cuando un jugador de fútbol pisa al campo para disputar la Final de la Champions League tiene cierta presión, pero claro eso no quiere decir que disminuya el rendimiento.



Una imagen vale más que mil palabras, y aprovecho para apuntar que pongo siempre ejemplos de fútbol porque por norma general es el deporte más mediatizado, me gustaría referirme a otros deportes pero considero que así es más fácil de entender. Retomando nuestro tema, ¿qué entendemos por ansiedad en el deporte? Básicamente podríamos considerarla como un estado emocional negativo que incluye sensaciones de nerviosismo, preocupación y aprensión, que están relacionadas con la activación del organismo. La investigación acerca de esta variable psicológica es muy amplia, debido a que puede manifestarse de diferentes formas o momentos en función del sujeto, la causa y el nivel de presión. Voy a intentar explicarlo todo de forma rápida pero completa e inteligible, a pesar de que todos tenemos una idea bastante aproximada del concepto. Como sabemos, la ansiedad provoca unos efectos sobre el propio cuerpo forjados por la activación del Sistema Nervioso Autónomo causados por un desequilibrio psicológico, cuyos síntomas se presentan como: desconfianza, pensamientos negativos, inflexibilidad, preocupación, irritabilidad, dificultades de atención, acentuación de conflictos personales, disminución en la capacidad de procesamiento de la información, disminución del autocontrol, fatiga, insomnio, dificultades para la relajación, preocupación, irritabilidad, distracción. Aunque parezcan muchos, no resulta tan complicado que en un mismo sujeto aparezcan todos y cada uno de ellos. A raíz de la sintomatología psicológica aparecen los síntomas físicos, que se caracterizan por la aceleración de la tasa de pulsaciones por minuto, el incremento de la presión sanguínea, un aumento de la tensión muscular, dificultades respiratorias, sudoración, mareos, nauseas y sequedad bucal (Navarro, J. I., y col.; 1995).
Me gustaría seguir abriendo cajones conceptuales y hablar un poco sobre cada uno de los síntomas, pero no quiero un post kilométrico.


Como ejemplo clarísimo de ansiedad deportiva existe el caso de Jesús Navas, actualmente Campeón del Mundo y Europa, y jugador de uno de los mejores equipos de la Premier League. Navas tuvo que recuperarse de unos problemas de ansiedad que le impedían viajar con el equipo, y hasta tuvo que hacer el esfuerzo en recuperarse para poder seguir creciendo como deportista y tener la posibilidad de viajar para disputar campeonatos.

Las lesiones pueden ser causantes de la ansiedad. Una lesión implica una recuperación que en muchas ocasiones resultan complicadas y dolorosas. Esto puede causar que el deportista genere miedos conforme a sí mismo, y su autoconcepto resulte damnificado. El miedo a no recuperar su forma o a recaer de la lesión puede conseguir frustrarle. Por ello, sobre todo en clubes que se lo pueden permitir, en una lesión no intervienen únicamente médicos, fisioterapeutas o readaptadores físicos, sino que la labor del psicólogo deportivo será conseguir que el deportista no pierda su equilibrio emocional.


Sergio Canales, es un jugador del Valencia C. F., que durante las pasadas temporadas sufrió dos lesiones consecutivas de rotura del ligamento cruzado anterior, obligándole cada una de ellas a operarse y recuperarse durante 6 meses. Además durante el pasado Europeo de este mismo verano, tuvo que retirarse de la competición por lesión. Aunque desconozco el dato, seguramente los psicólogos del club le han ayudado emocionalmente en su recuperación.

Dando un pasito atrás, y situándonos en el plano más genérico del tema, la presión, en otras ocasiones los deportistas sufren lo que se conoce como ‘Síndrome Burnout’. ¡No! No es lo que piensas. De ninguna manera es una adicción a las bebidas energéticas (chiste malo). El burnout es un desequilibrio entre el estrés y la recuperación al producirse situaciones de alto estrés y poca regeneración.  Por otra parte, el síndrome burnout se representa como una pérdida progresiva de idealismo, energía y motivación, apareciendo un estado de fatiga, incremento de la irritabilidad y pérdida de entusiasmo, producido por un “trabajo” duro realizado durante demasiado tiempo en situaciones de alta presión. Se caracteriza por un agotamiento emocional y actitudinal. El Síndrome de Burnout no sólo está presente en el panorama deportivo, sino que en la sociedad actual existen diversos estudios e investigaciones que miden tasas de burnout. Existen numerosos ejemplos sobre este síndrome, que pueden encontrarse fácilmente en personas de nuestro alrededor que han perdido la ‘chispa’ o la ilusión por su trabajo.

Me despido una vez más dando las gracias a los lectores y colaboradores, y esperando que os haya gustado.
Un abrazo, @JuankiLungaran



PD: En este post me han salido menos chispas humorísticas, tendré que mirar no vaya a ser que esté sufriendo algún síntoma ;)

martes, 27 de agosto de 2013

"¡Pero cómo ha fallado eso! ¡¡¡Qué perdemos la final!!!"

Aunque me ha costado un poco acabar este post, por fin lo he conseguido… Esta semana nos toca hablar sobre la presión. Pero que nadie se confunda, por presión no debemos entender un concepto táctico defensivo para robar el balón. Hablamos de esa sensación que nos hace sentirnos frustrados e incómodos mientras practicamos nuestro deporte. Hablamos de la presión psicológica. ¿Por qué tenemos esa sensación? La presión no es otra cosa que el peso de la responsabilidad sobre nosotros mismos. ¿Cómo podríamos definir la presión psicológica? Se trata de una situación de estrés emocional por la ‘obligación’ de conseguir un objetivo determinado. En algún momento de nuestra vida, todos hemos oído a alguien mencionar que un determinado jugador, atleta, etc. tiene presión, utilizando la mítica frase de “le puede la presión”.

Hasta aquí, considero que no estamos hablando de nada nuevo. Es bien sabido por todos que la presión psicológica es una variable que es parte del deporte. Bueno del deporte… la presión es parte de la vida. A menudo todos y cada uno de nosotros sufrimos periodos de estrés, sobre todo en el trabajo (o también por la ausencia de trabajo). Vuelvo a reiterar en lo de siempre: el deporte es un reflejo intensificado de la vida. En el deporte hay fases de entrenamiento o formación durante varios años, fases de competición donde tenemos que poner a prueba lo que hemos aprendido y lo que valemos, hay derrotas y victorias, ascensos y descensos, lesiones que te apartan de tus metas, ambiciones y retos de superación que queremos alcanzar. Pero todo concentrado e intensificado. Existen jugadores que logran alcanzar un rendimiento determinado y pueden promocionar hasta jugar a nivel profesional. Otros, la inmensa mayoría, no llegan a alcanzar esos niveles, desarrollando su juego en niveles inferiores. En cualquier caso, existen diferentes niveles de rendimiento (podemos llamarlo calidad). En cada nivel, existen una serie de responsabilidades con las que el deportista debe lidiar para conseguir los objetivos que deben cumplir. No olvidemos que a mayor nivel, mayor responsabilidad. Ya lo decía el abuelo de Peter Parker en la película Spiderman: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Pues eso. Los clubes pagan sueldos, en algunos casos millonarios, y es normal que exijan resultados inminentes (recordemos que no todo son Real Madrid, Barça o Manchester, existen clubes que no generan esos ingresos y tienen muchos gastos). Los jugadores a menudo experimentan periodos de presión, que en los casos de estos equipos tan conocidos suele tratarse de una presión mediática.

Y claro, todos somos amantes de las competiciones de máximo nivel, y sobre todo en fútbol, donde todos somos expertos en la materia. Todos vemos los mismos partidos y cada uno sacamos nuestras conclusiones. Los mismos jugadores y para unos son “buenos” y para otros “malos” (entre comillas, porque cualquier jugador de primera división es un atleta de los pies a la cabeza). Y qué decir de los sueldos… Yo soy de los que piensan que nadie da ‘duros por pesetas’, nadie paga 100 si gana 20. Entonces, como estos jugadores salen por la tele, nos creamos una imagen robótica de ellos. Nos pensamos que son máquinas de jugar al fútbol que no pueden pensar, sólo chutar… Y claro, pasa lo que pasa, que un momento de presión puede crear una mancha imborrable en tu currículum.



Saber luchar contra la presión y jugar con ella se traduce en un nivel alto de rendimiento deportivo. Raúl decidió lanzar el penalti siendo consciente de la importancia que tenía. Pero lo que todo el mundo no sabe es que cuando un jugador lanza un penalti decisivo la portería comienza a reducirse en su mente hasta alcanzar las dimensiones de una portería de hockey. El peso de la responsabilidad es otro reto que se debe afrontar en la carrera de cualquier deportista. Por ello, los niveles de presión están en función de los objetivos que se deban alcanzar en cada división, nivel o meta. El objetivo de un maratoniano será poder rebajar su marca de cara a una competición importante, y van pasando los días y es una marca que se reduce muy lentamente. ¿Todos los deportistas sienten presión? Yo, personalmente, considero que sí. La presión por norma general, tiene un origen extrínseco, es decir, que no depende del propio sujeto. Sobre todo en aquellos niveles donde las exigencias deportivas repercuten en la economía del club. Aunque no tiene porqué tener un origen económico, las condiciones de un terreno de juego, la situación de un equipo en la tabla de clasificación, la ansiedad constante por ser aceptado en un grupo, entre muchísimas otras, pueden ser causa de la presión. En otros casos, menos frecuentes, suele tener un origen intrínseco, por las exigencias del propio sujeto, sus metas o sus ambiciones. Y con la presión viene la ansiedad, de la que voy a hablar más adelante, en otro post.

¿Y los niños? ¿Es que nadie piensa en los niños? La presión es un síntoma muy frecuente en los jóvenes deportistas. Existen padres que condicionan mucho a sus hijos en el deporte que practican, y aunque en ocasiones no se manifieste directamente, todos captamos los mensajes y la información que nos llega. Mi consejo es dar libertad plena en el deporte a los más jóvenes, siempre animando y apelando a las sensaciones (alegría, tristeza, frustración, euforia…) en lugar de apelar al resultado o al juego. Hay que estar cerca de ellos, pero restar importancia a un mal partido o a un mal resultado. Como leí recientemente en una imagen colgada por mis amigos de FÚTBOL EN POSITIVO“A VECES SE GANA Y A VECES SE… APRENDE”. Lo importante en el deporte base es mantener la ilusión y la motivación y crear hábitos y valores. Así que mi mensaje en voz alta es: “Papás, vosotros ya anduvisteis vuestro camino, dejad que vuestro hijos creen el suyo. Limitaros a colocar las señales. No os realicéis a través de ellos, porque no son ni culpables ni conscientes de lo que no pudisteis alcanzar”.

Hasta la próxima…
Un abrazo para todos.

martes, 13 de agosto de 2013

Calienta, que vas a salir.

Después de escribir el post anterior, me quedé con ganas de hablar sobre el tema del calentamiento. Así que me he puesto manos a la obra y esta semana toca hablar de una de las partes más importantes en la competición. No, mentira, ¡¿cómo que de la competición?! Espero que no hayas leído esto y te hayas quedado tan tranquil@… ¡¡¡UNA DE LAS PARTES MÁS IMPORTANTES DEL DEPORTE!!! Confío en que no me hayas criticado duramente por la broma, sé que no me voy a ganar la vida en el Club de la Comedia.

            Volvamos a lo que a ti y a mí nos interesa. ¿Qué es el calentamiento? A simple vista, esta es una pregunta que todos podemos responder sin dar muchos rodeos. Todos coincidiríamos en que es la parte previa al ejercicio, que sirve para prepararlo para la actividad física posterior, que será de mayor intensidad. Esta sería la definición que la mayoría de la gente entiende por calentamiento. No voy a decir que no es cierta, pero lo que sí es cierto es que se aleja mucho de la definición completa, que va muchísimo más allá. Yo diría que esta definición es la punta del iceberg.
            Durante el calentamiento actúan varios agentes que intervendrán en el juego. En primer lugar, el calentamiento es la fase del juego en la que, como he apuntado antes, el cuerpo se prepara la competición, ¿pero cómo? A través de un incremento del ritmo, el cuerpo (en su concepto más general y físico) va aumentando la temperatura para adecuarla al esfuerzo. La frecuencia cardiaca va incrementando, de forma que la sangre se desplaza de forma más rápida a través de nuestro cuerpo, haciendo llegar el oxígeno que requieren los músculos para sus funciones. A su vez, la frecuencia respiratoria también se incrementa en número y en volumen para cubrir la demanda de oxígeno. Así que vamos a dar paso al apartado que a mí más me gusta: las comparaciones. Imaginemos que tienes un coche, de tu marca favorita de automoción, único en el mundo, sólo existe el ejemplar que tú posees, y su valor es incalculable. Como es algo inédito imagino que ese flamante cochazo debes cuidarlo a más no poder, procurando que no se raye nunca, pasándole las revisiones oportunas, cuidando la presión de las ruedas y limpiándolo muy a menudo. Dispones de las 24 horas del día para disfrutar de él, y además haces un uso continuo, sólo lo paras cuando lo guardas en el garaje. Estoy seguro de que tod@s lo cuidaríamos a rabiar, y siempre estaríamos pendientes de que no le pasase nada. De lo que no estoy tan seguro es que seas capaz de sacarlo a la calle y nada más arrancarlo aceleres hasta ponerlo a 200 km/h., cambiándolo de marcha a las 5000 rpm, y sin ponerte el cinturón de seguridad. Seguramente el motor estará sufriendo, con el riesgo que conlleva de averiarse, ‘griparse’ y demás jergas de ‘lesiones de taller mecánico’. Amig@ mí@, ese coche es tu cuerpo.



Pasemos a otro aspecto: el conductor del cochazo. El calentamiento tiene una función psicológica en el ámbito deportivo. Esta función es la parte en la que el deportista debe adquirir una concentración intensa previa a la competición. Existe por tanto una fase de evasión de los aspectos externos a la actividad inmediata, es decir, nos olvidamos del mundo y nos concentramos en lo que vamos a hacer, tratando de imaginarnos cómo lo vamos a hacer y focalizándonos en el éxito que vamos a obtener (yo no me molestaría ni en ponerme el equipo para pisar el campo pensando que voy a perder), aunque sabiendo colocar nuestras expectativas (dudo que mi equipo de fútbol 7 gane 15-0 al Barça).
La concentración para jugar un partido que exija cierto rendimiento e importancia (cada uno le asignará el valor que crea correspondiente) debe ser previa incluso a la llegada al campo. Es importante mantener unos momentos de tranquilidad, sin alteraciones, durante por lo menos el día previo. Aunque tampoco se debe nunca alterar el ritmo de vida habitual, es decir, sin abandonar la rutina. Esto significa que puedes darle el paseo a tu perro la noche antes del partido, si es lo que haces cada noche, y ambos lo vais a agradecer. Por tanto, ese conductor del cochazo es tu mente, y tú decides cómo quieres conducir tu coche.



       Solo me queda una cosa más que añadir: la Dirección General de Tráfico. Desgraciadamente, está muy extendida la cultura de jugar en frío. Aunque dé por hecho que todos los que estáis leyendo este post sois auténticos deportistas, hay muchísima gente que concibe el calentamiento como una pérdida de tiempo. De primera mano, he podido observar cómo jugadores de balonmano muy experimentados cogen el balón antes de entrar a la pista, y una vez dentro lo primero que se les ocurre es hacer un lanzamiento a la escuadra con todas sus fuerzas, así sin casi sin atarse los cordones. Pero donde suele ocurrir esto muy a menudo es en los campos de fútbol (el deporte más practicado con diferencia), donde nada más pisar el césped se chuta con todas las fuerzas para marcar el primer gol, y piensan “¡jo! ¡Soy un crack tirando! El portero ni se ha movido”, claro amigo mío, el portero tampoco ha calentado, y si se estira se parte en dos. La mayoría de los aficionados al fútbol profesional vemos como por televisión los jugadores entran al campo después de verlos calentar unos minutos por la banda, y pensamos “anda, si esto de calentar es más bien saludar al público”, y claro cualquiera no imita a un Falcao o un Özil, con lo buenos que son... Ellos han calentado un buen rato antes del partido, pero Canal+ no lo ha emitido porque estaban vendiéndote el partido de dentro de 3 meses.



Con todo esto, luego vienen las lesiones, y con ellas nunca pensamos en nosotros mismos como agentes perjudiciales, y siempre tras la lesión podemos escuchar clichés tan conocidos como:
-“¡Vaya mierda de botas que tengo, mañana me compro otras!”. Otro error muy extendido por cierto, es comprar botas con tacos inadecuados al terreno.
-“¡Vaya tela con el encargado, es que no riega lo que tiene que regar!”. Otro que tiene la culpa de que tus tobillos estén como la nevera de un esquimal.
-“¡Ah! Un tirón, qué mal le he pegado al balón”. Mentira, te he visto chutar 100 veces y siempre lo haces así de mal.
O una de mis favoritas:
-“Como me duelen las rodillas con esto del césped artificial, con lo bien que se jugaba en las eras”. Claro que si campeón, los 25 años y los 70 kilos que tienes de más no tienen la culpa, y encima échaselos a tus rodillas en movimiento, y recién levantadas de siesta, que ellas no tienen la culpa, hombre...

Y así sucesivamente, hasta un sinfín de frases dignas de un monólogo de Goyo Jimenez.

            Mi propuesta es, para todos aquellos educadores deportivos, el calentamiento es una parte fundamental del deporte, y debe ser enseñado como lo importante que es, y no como un acto mecanizado previo a un partido o entrenamiento. Y para todos aquellos amantes del deporte, y sobre todo del deporte amateur, confío en que valoréis la importancia del calentamiento, y lo incorporéis a vuestra rutina previa a cualquier partido, entrenamiento o ‘pachanga’, para luego no tener que oíros quejaros con este tipo de frases, de las que particularmente suelo preferir no decir nada y esperar a que alguien empiece a darse cuenta de qué puede hacer para cambiarlo.



Un abrazo, y hasta la próxima.

@JuankiLungaran

viernes, 2 de agosto de 2013

Mantén la concentración, y verás cómo lo consigues.

            Antes de nada, lo primero que me sale al comenzar a escribir, es dedicar unas líneas al Triatleta David Quirós, campeón nacional de triatlón en la categoría 20-24, que falleció el pasado viernes 19 de julio en un trágico accidente de tráfico. “Me gustaría enviar desde aquí toda mi fuerza y mi más sincero pésame a todos los familiares, amigos, conocidos y vecinos de Quero (Toledo). La pérdida de David ha sido un duro golpe para el deporte nacional”.
            En estos últimos días me ha costado un poco escribir, pero finalmente he conseguido acabar este post. Ya sé que todos, queridos lectores, estabais impacientes por leer estas líneas (Modo Ironía: ON), así que ya podéis respirar tranquilos ¡porque allá voy!
            Esta semana he decidido tratar el tema de la concentración en el deporte. En todas las modalidades deportivas resulta de gran importancia desarrollar esta habilidad. Y no sólo en todas las modalidades deportivas, esto va mucho más allá, sino que debe entrenarse como cualquier otra habilidad física, técnica o táctica desde las categorías más inferiores del deporte, desde temprana edad. ¿Por qué? Te lo voy a explicar, y me gustaría hacerlo como siempre, relacionándolo con cualquier aspecto cotidiano de la vida. La falta de concentración es ese fenómeno por el que todos y cada uno de nosotros, mientras leíamos un libro relajados en nuestro sofá o sillón, leemos el mismo párrafo de la misma página 4 veces y aún así no nos hemos enterado. Durante un momento de lucidez espontánea nos damos cuenta de que no nos hemos enterado de nada y volvemos atrás para comenzar de nuevo, y misteriosamente, después de la primera línea ya volvemos a perder el hilo. Esto suele ocurrir porque mantenemos nuestra mente ocupada con una preocupación o cualquier otra cosa que en ese momento nos está rondando por la cabeza. Si te vuelve a ocurrir esto, cierra el libro y termina de pensar en lo que estas pensando.
            Pero volvamos al tema del deporte, que es lo mío. La concentración en el deporte es un síntoma de motivación. Podríamos definirla como la capacidad de mantener focalizada la atención en la tarea para resolver de forma satisfactoria las situaciones que se deriven de ella, de forma que el deportista será capaz de filtrar o seleccionar aquellos estímulos que le resulten más relevantes en cada situación (Mora, J. A., Zarco, J. A. y Blanca, M.J., 2001). Los deportistas además, deberán aprender a seleccionar de forma adecuada, utilizando el criterio que más se ajuste a las necesidades del juego todos los estímulos, pero ese es otro tema del que ya hablaremos más adelante.
La concentración juega un papel importantísimo en la competición porque gracias a ella pueden condicionarse aspectos tan relevantes en el deporte como la precisión, la velocidad de reacción o la velocidad de ejecución. Por todo esto, es importante educar a nuestros deportistas desde el deporte base a desarrollar la habilidad de concentrarse. Para ello, todos los momentos son importantes, pero los entrenamientos serán fundamentales para conseguir nuestros objetivos. Mantener la concentración en los entrenamientos nos generará un hábito que desembocará en una adquisición de la habilidad. Todas y cada una de las situaciones que genera la práctica deportiva en cualquiera de sus modalidades conlleva una focalización de la atención a la que el deportista debe estar sometido con cierta frecuencia. A cualquier edad y en cualquier categoría. Hablando en términos generales, no sólo de la concentración, durante la competición, no hay trampa ni cartón, se dejan visibles todas las características de un deportista (motivación, autocontrol…) y un equipo (su forma de trabajo, su intensidad, sus aspectos tácticos…). El calentamiento es la parte fundamental de concentración en la competición, pues es el momento en el que no sólo se prepara el cuerpo para afrontar un partido o carrera, además el deportista se prepara mentalmente para darlo todo de sí mismo. Pero además, la concentración no sólo está presente en acciones puramente deportivas, y si no ¿por qué iban a reunirse los jugadores del Real Madrid (por ejemplo) horas antes de un partido en un hotel? Es el momento de dejar a un lado los temas familiares, o de negocios (anuncios, patrocinios…) para centrarse solamente en el partido que tienen al día siguiente.
Existen algunos ejemplos de lo que se puede conseguir gracias a la concentración, como en el siguiente vídeo, Ibrahimovic es capaz de mantenerse orientado y coordinarse, sin mirar a portería, para marcar este golazo. Probablemente, si lo repite 50 veces en una entrevista "post partido" seguramente no le hubiera salido.



Por último, me gustaría volver a mencionar a David Quirós, ya que como muestra la siguiente imagen, durante una carrera no hay que perder la concentración para visualizar las metas, ser consciente de su economizar su esfuerzo, saber cuándo tiene que atacar… Para ser campeón nacional de triatlón, lo seguro es que hay que aprender a mantener la concentración, y desde luego su cara lo demuestra.

DEP David Quirós


Un abrazo a todos, y hasta la próxima semana.
@JuankiLungaran

jueves, 18 de julio de 2013

¡MOTÍVATE!

Esta semana toca hablar de una de las habilidades más importantes que conciernen al deporte, y a todos los aspectos de la vida, por supuesto. Sin embargo, quizá a través del deporte podemos hablar de una forma más comprensible cuando nos referimos a la motivación.

¿Qué es la Motivación? Todo el mundo tenemos una idea más o menos clara de lo que significa, pero ¿sabríamos definirla? La motivación resulta el elemento clave para lograr el compromiso con el deporte, porque determina nuestro comportamiento, dotándonos de la energía hacia nuestro objetivo. Todo esto tiene un significado mucho más profundo. La motivación es ese “eso” que hace que pongamos todo nuestro empeño en aquello que tanto nos gusta. De esta forma, en función del grado de motivación nuestro entrenamiento (o partido) determinará cuanta intensidad, concentración o constancia pondremos en nuestra tarea.

Por consiguiente, se trata de la búsqueda de objetivos que cada uno se marca en función de lo que desea con su práctica deportiva. Cada uno propone sus propios objetivos y a partir de ahí uno lucha por conseguirlos, cada uno pone sus propios límites. Llegados a este punto, sé exactamente lo que todos estáis pensando: “a partir de ahora mi objetivo será ganar el próximo mundial de fútbol con la Selección Española”. QUERIDO LECTOR, a no ser que esté teniendo el honor de que Casillas, Puyol, Sergio Ramos, Xavi, Villa, Iniesta o cualquier otro de nuestros campeones estéis leyendo este post, OLVIDATE. Y de nuevo, sé lo que piensas: “entonces, querido Juanki, te estás contradiciendo”. Campeón, no puedes empezar a construir la casa por el tejado… Cada uno tiene que ser capaz de fijar sus propias metas, pero del mismo modo, cada uno también debe conocer su propio cuerpo, es decir sus límites y sus posibilidades. No puedo fijarme ser campeón del mundo si solo he jugado 3 años al fútbol, por ejemplo. Como en todos y cada uno de los aspectos deportivos, la motivación puede entrenarse. Todo en deporte es progresivo, y cada gota de sudor cuenta para conseguir nuestro fin. Sin embargo, todos los objetivos que nos fijemos deberán estar acorde con nuestra propia realidad. Con los objetivos debemos buscar nuestra superación, que no nos resulte sencillo alcanzarlos para no caer en el aburrimiento, pero que tampoco sean inalcanzables, para no caer en la desesperación. Deben suponer un reto, pero también una recompensa. Y a partir de ahí, progresaremos para llegar un poco más alto. Subiendo los escalones de uno en uno, para no tropezarnos.

Son muchos los autores que se han interesado por el estudio de la motivación, y algunos concluyen en la conocida Teoría de las Metas de Logro. Esta teoría establece que la meta principal de un individuo en los contextos de logro es demostrar habilidad, pero que puede estar concebido en función de la orientación que el individuo tenga: orientación a la tarea u orientación al ego.

Por orientación a la tarea entendemos que el individuo concibe como éxito el dominio de la tarea y el progreso personal. Se trata de la práctica de un medio determinado (una finta en balonmano, por ejemplo) hasta alcanzar el dominio, y a partir de ahí ser capaz de afrontar situaciones que requieran de ese recurso técnico, y el deportista entiende que ha progresado para mejorar y aportará beneficio, en este caso a su equipo. Es una orientación focalizada sobre el medio y no sobre el fin.

Por otro lado, en la orientación al ego, el éxito se define como superación a los rivales y demostración de mayor capacidad. Aquellos individuos que adquieren esta forma de trabajar, luchan constantemente por un reconocimiento del resto. Su único fin es destacar por encima de los demás, y por tanto, se focaliza sobre el fin, sin darle tanta importancia al medio.

Ahora que seguro que estás pensando en la gente que conoces, y sabes exactamente cuáles de tus amigos o compañeros trabajan en función de estas orientaciones, pero, y te prometo que esta vez sí es la última que adivino lo que estás pensando (por hoy): “¿qué hace que unos trabajen de una forma y otros de otra?”. Aunque para contestar esta pregunta de forma completa y certera podríamos pasar horas y horas de investigación, de forma muy escueta, la diferencia está marcada por el contexto del individuo.  Cada uno de nosotros estamos inmersos en un ambiente que determina nuestra conducta, nuestra forma de pensar, de actuar… El clima familiar o deportivo puede condicionarnos (sobre todo de forma inconsciente por parte de los transmisores) hasta el punto de hacernos pensar y procesar la información de una forma determinada. En este caso, y proponiendo un ejemplo muy extremado: un entrenador que riñe a su “jugador estrella” porque uno de los “jugadores mediocres” lo ha regateado en el entrenamiento de fútbol. Piénsalo… ese entrenador tiene varios problemas que resolver consigo mismo, y no imaginas la cantidad de entrenadores que existen con este perfil. Volviendo al tema, esta forma de trabajo hará que los jugadores orienten hacia el ego sus motivaciones, buscando siempre referencias que superar y sin poder evitar constantemente las comparativas.

Por último, ambas formas de trabajar, siendo más correcta y equilibrada la orientación a la tarea, pueden conseguir que cualquier deportista alcance la élite.
¿Sabrías identificar la forma de trabajar de los siguientes deportistas?










Yo creo que no lo he puesto muy difícil...
Un abrazo para todos. 
@JuankiLungaran

martes, 9 de julio de 2013

Hablemos deportivamente...

Tras la presentación del blog, aquí viene mi primer ‘post oficial’ para comenzar con mi trabajo. En el anterior, ya dejaba algunos vestigios de la dinámica con la que iba a poner el blog en marcha, y qué mejor forma de comenzar hablando de lo que, para mí, sería el perfil más o menos ideal del deportista.
De nuevo, me gustaría insistir en que toda esta información se aleja del concepto más elitista del deporte, porque mi intención no es otra que todos los lectores intenten hacer una interiorización de cada uno de los temas. Cada uno asimilará la información de una manera determinada, y conociéndose a sí mismo sabrá cómo debe aplicarla para formar su propia identidad deportiva.
Dicho todo esto, primero debemos reflexionar sobre el deporte líneas generales. El deporte está constituido por una serie de normativas y reglamentos que dotan de sentido y significatividad su desarrollo. Hay que saber diferenciar deporte de ejercicio o actividad física, ya que estas últimas son un simple desarrollo motor que nos ayuda a mantenernos en buena forma física (o a adquirirla). Sin embargo, al hablar de deporte estamos yendo un poco más allá. El deporte tiene consigo implícito un carácter competitivo, en el que seremos más eficientes si estamos en buena disposición de alcanzar los objetivos. Al hablar de deporte, por norma general, entendemos que trata de alcanzar un objetivo concreto por medio del la utilización del movimiento corporal. Por lo tanto, el deporte está caracterizado por la intervención más humana posible, ya que desde la participación de los ‘deportistas’ se desarrolla el ‘juego’.
Y ahora cabe preguntarse ¿qué es un deportista? Realizando una definición breve, podemos definir al deportista como el agente humano que actúa en el contexto deportivo para conseguir un determinado fin. Sin embargo, esta definición resulta demasiado simple, y no hace falta dar muchas vueltas para darnos cuenta de que existe un ‘algo’ que hace que haya deportistas más eficientes que otros (esos que fácilmente se catalogan como buenos o malos). Así que por consiguiente, nos hacemos otra pregunta ¿qué hace a un deportista mejor que otro? Y aquí se complica la cosa…
En primer lugar, hay que concebir la figura del deportista (si, si… tú también eres deportista) bajo un concepto dualista, que se divide en: el deportista físico y el deportista psíquico.
El primero toma en conjunto las capacidades y habilidades físicas que desarrolla por medio de la madurez y la práctica. Por norma general, el desarrollo o la “mejora” es directamente proporcional a las horas de entrenamiento y práctica. Cada uno de nosotros hemos formado nuestra identidad física en torno a este concepto en función de nuestra trayectoria…
El segundo, recoge todos los aspectos psicológicos que constituyen al deportista, es decir, su interpretación de la realidad, la percepción, la motivación, la concentración, el autoconcepto, la autoestima, autocontrol… entre otras habilidades que se combinan en todo deportista, y que su desarrollo determina directamente su rendimiento.
Son muchos los que entienden el deporte de una forma tan simple que no ven más allá de lo que tienen delante. A menudo olvidan (y esto va muy en serio) que todos y cada uno de los deportistas son también seres humanos que experimentan emociones y sentimientos. Simplemente, en el caso del deporte de élite, ven ‘máquinas que cobran mucho’. No señor, esto no es tan sencillo. Aunque luego hay casos y casos, todo hay que decirlo.
Y después de haber hecho esta escueta definición… cabe hacerse una última pregunta ¿porqué en un mismo equipo unos triunfan y otros no? Yo me la había hecho miles de veces. Es cierto que todos los deportistas de un mismo equipo reciben la misma formación, pero no la interpretan del mismo modo. Para cada persona, el deporte significa una cosa diferente, con lo cual en este caso interviene la motivación. Por ejemplo, no es lo mismo entrenar para despejar la mente después de estudiar, que para intentar ser convocado para la selección nacional.
En definitiva, alejándonos de las dimensiones puramente físicas, el deportista debe saber forjar un equilibrio psicológico que desemboque en su propio bienestar. El deporte, a menudo puede ser estresante también, pero hay que saber superar las etapas de presión, tener claros los objetivos para luchar y trabajar por ellos de la forma más eficiente, y sobre todo tener muy claro, cada uno, qué es lo que pretende obtener de la práctica deportiva.
Seguiremos avanzando y trabajando… 

jueves, 4 de julio de 2013

¡Estrenando Blog!

Llevo un tiempo planteándome crear un nuevo blog. Y por fin ha llegado la hora... A pesar de que aún me queda mucho trabajo para perfeccionarlo y de aprender mucho sobre estas cosas, poco a poco iré introduciendo mejoras y ajustándolo a las necesidades, para que el uso del blog resulte cómodo y de fácil manejo.

Como he mencionado, llevo varias semanas planteándome la creación del blog, a través del que me gustaría trabajar, como muchos otros compañeros, todos los aspectos que rodean el deporte desde un punto de vista psicológico. La mente es ese misterioso sistema que rige nuestro yo, es el volante del vehículo humano que nos define como personas, dotándonos de unos valores, principios... en definitiva, de una identidad. En el deporte, esa identidad conlleva que actuemos de una forma determinada, y en función de nuestro propio criterio podremos alcanzar o no aquellas metas que nos planteamos.

En definitiva, a partir de aquí iré trabajando (poco a poco...) todas aquellas habilidades que podemos potenciar y que nos ayudarán a alcanzar nuestros niveles exigidos, y a descubrir que todo puede superarse. El placer de conseguir las metas sólo depende de uno mismo y de su disposición para afrontar los desafíos que se interponen en el camino. Con lo cual, desde mi primer post en el blog, animo a todo el mundo a que siempre mantenga esa disposición. Que siempre intente buscar ese diminuto punto de luz que brota entre la oscuridad, porque sólo aferrándonos a él podremos mantener la ilusión por conseguir aquello en lo que creemos. Y depende de uno mismo. En estas últimas líneas, apenas he mencionado el deporte, porque el deporte como tal, representa unos aspectos y valores que cada uno desarrolla en su vida personal o profesional.

Por último, deseo que se cumpla el objetivo del blog, que todos y cada uno de los usuarios pueda disfrutar, e intentar aplicar aquello que le resulte atractivo, interesante y motivador en su desempeño deportivo. Aquí nada es para profesionales, todos podemos trabajar los mismos aspectos pero en diferentes niveles. Por otra parte, también intentaré ofrecer otros puntos de vista de los eventos deportivos de élite, intentando integrar elementos que afecten directamente al rendimiento y que en muchas ocasiones omitimos...

TE ANIMO A QUE SIGAS EL BLOG A TRAVÉS DE LA PÁGINA DE FACEBOOK facebook.com/hazlodeportivamente O DE MI CUENTA DE TWITTER @juankilungaran Y YO INTENTARÉ MANTENERLA SIEMPRE ACTUALIZADA. ¡¡¡UN ABRAZO A TOD@S!!!