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jueves, 16 de junio de 2016

La influencia del resultado.

Antes de comenzar el post, me gustaría matizar sobre dos cosas:

1- Esta reflexión la estoy haciendo a las 3 a.m. después de muchas horas de estudio (XD).

2- Las diferencias entre los términos de entrenador y formador, que aunque pueden ir de la mano muchas veces, considero que existe un matiz fundamental entre ambos; y es que el concepto de formador se va difuminando conforme los grupos humanos van creciendo y promocionando en categoría.
                                
No tengo una dilatada trayectoria como entrenador. Pero en poco tiempo ya me he percatado de la importancia del resultado sobre la valoración final de una temporada. Es cierto que el deporte debe ir sumamente ligado a la formación integral de la persona desde todos los ámbitos que nos definen. Además, ligados a estos, los valores ponen de manifiesto la calidad humana en cuanto a la vivencia del deporte… Sin embargo, por mucho que nos empeñemos en todo esto, el resultado siempre va a definir una temporada, quizás en términos más cuantitativos que cualitativos, si. Pero ahí están. La estadística en el deporte es como el Padre nuestro en el catolicismo.

Es fundamental trabajar en el proceso, en el ‘medio’, en lugar de focalizar nuestra atención sobre el resultado o el ‘fin’. Pero no hay que olvidar los matices que marcan las diferencias entre el deporte escolar y el deporte institucional (no siendo necesario que éste sea profesional). El deporte escolar sienta sus bases sobre el desarrollo íntegro del ser humano. Es importante que el deportista tome raíces cualitativas, focalizando nuestra atención sobre la adquisición de patrones motores básicos, desarrolle sus habilidades y capacidades motrices, así como asentar los cimientos de su aprendizaje técnico-táctico elemental. No obstante, no podemos estancarnos siempre en poner nuestra atención en el proceso, debido a que el aprendizaje, siendo un continuo y globalizador aliado, necesita de alicientes que hagan sentir que los caminos llevan a algún puerto. He ahí el resultado.


En la práctica deportiva, es importante disfrutar y gozar del simple hecho de hacer algo que, se supone, satisface las necesidades del jugador. Sin embargo, la evaluación positiva siempre es una palmadita en la espalda que motiva desde fuera hacia dentro, y te susurra que lo que estás haciendo, lo estás haciendo bien. Si bien es cierto también que, a menudo, son muchas las variables que influyen sobre los resultados (y sobre los procesos); y es posible que el aprendizaje aún esté incompleto…

Es probable que me estén tomando por un resultadista presuntuoso (en absoluto) pero, una pregunta dirigida a usted, querido lector: “Imagine que es entrenador… qué preferiría ¿un equipo que no trabaja bien y obtiene buenos resultados; o un equipo que trabaja duro y de forma adecuada pero no los obtiene?” Lo que sí está claro es que ambas resoluciones son frustrantes, si cabe. Una pesadilla. Siendo francos, en ninguna de ambas opciones se haría justicia.

Cuando uno es entrenador, se da cuenta de muchas más cosas. De repente, se siente la necesidad de analizar todo cuanto rodea a tu equipo. Y a medida que uno toma experiencia, ¡se da cuenta de que hay muchas cosas que analizar! En este sentido, la gestión de un grupo humano siempre es difícil. Podemos empeñarnos en generar un bloque de roles, cohesionado, con espíritu e identidad, que trabaje duro… incluso puede parecer que lo estamos consiguiendo día tras día, entrenamiento tras entrenamiento. Pero si se obtienen malos resultados, si no se cumplen los objetivos, el bloque se empieza a resquebrajar. ¿Por qué? Porque el jugador es ambicioso por naturaleza. Está siempre dispuesto a trabajar duro, pero necesita motivación extrínseca, saborear sus victorias… y cuando no llegan, siente que su trabajo es en balde, que algo no funciona bien. Luego está el perfil/rol de cada miembro del equipo. Aquellos que se sienten una parte pequeña de las victorias tienden a desaparecer rápido. Sin embargo, por muy pequeño que sea el grado de responsabilidad de un rol, ese jugador siempre va a ambicionar más. Esos son los primeros que se revelan.

Cuando las cosas van bien, nunca nadie suele quejarse, da miedo soplar por si se hunde la torre de cartas. Pero cuando van mal, nadie se mira su ombligo. Es fundamental, siempre hacer autocrítica (¿quizás deberíamos poner más empeño en eso en el deporte escolar?). En lo primero que uno se fija cuando pierde es en la labor arbitral (falta total de responsabilidad en el 99,99%* de los casos); y en lo segundo, en la labor del entrenador. Ahí empiezan a caerse los pedacitos de un bloque que tanto nos ha costado construir… evidentemente, como entrenador, hay que sentir el peso de la responsabilidad, pero no te engañes, hay detalles que nadie puede controlar, rincones donde el cepillo no llega a barrer, cosas que dependen de las responsabilidades de otros.
*Estimación realizada sin ninguna fundamentación.



Lo más importante es tener tu conciencia tranquila. Hacer una evaluación personal de tu trabajo. Ver qué deberías cambiar. Pero si consideras que el grueso de tu labor ha sido acertado, no te castigues. Los resultados os han condicionado, y han ido martilleando al equipo… Y no importa el empeño que le pongas, todo fluye cuando la cosa va bien, cuando hay aliento. Pero en cuanto hay oleaje, hay muchos que se tiran pronto por la borda.

Si te ha ocurrido esto, quizás es el momento de que tu equipo cambie de método.

“Si tus soldados te temen, lucharán por ti. Si tus soldados te aman, morirán por ti”. Lao Tse.

Sigamos aprendiendo.


@JuankiLungaran

miércoles, 16 de abril de 2014

El árbitro… y su soledad.

Los años van pasando y el deporte evoluciona a pasos agigantados. Cambia la forma de verlo, la forma de vivirlo, la moda deportiva, los sistemas de juego, la tecnología que lo rodea, y un sinfín de aspectos. Sin embargo hay algo que nunca cambia, que siempre sigue igual… EL ÁRBITRO. Esa figura tan odiada, que nunca sobresale por su buena actuación, pero que una mala decisión puede hundirlo. Esa figura que nunca se muestra al 100% correcta, que siempre podía haberlo hecho mejor. Ese eterno culpable, ese eterno odiado.



La mayoría de los asistentes a un partido tienen cierta facilidad para cargar con el árbitro. En cuanto toma una decisión que se considera inapropiada comienzan las protestas y los gritos. El árbitro siempre es considerado como un enemigo en el juego para ambos equipos y sus respectivas aficiones. Su criterio nunca parece acertado y en cualquier circunstancia que pueda darse en el juego siempre se sacan varias conclusiones que en pocos casos están acordes con su decisión. Pero esto va más allá, cuando señala algo que se considera como acierto pronto empezamos a escuchar el “¡ya está bien que des una!”. Ni acertando, llegan a acertar del todo. Nadie nunca va a estar totalmente de su parte. Siempre es tratado con hostilidad, insultado, criticado y, desgraciadamente, en los peores casos agredido.

Pero ¿a qué se debe ese odio? Desde aquí me gustaría hacer un breve análisis del porqué. El árbitro es una figura que influye directamente en el juego y resulta muy sencillo hacer de él el protagonista de un encuentro por muchas razones.

En primer lugar, entendemos que sus decisiones marcarán el juego, que beneficiarán o no a mi equipo. Nunca llegamos a considerar totalmente lo que el jugador ha hecho, sino la decisión que ha tomado el árbitro al respecto. En ese caso, está solo.

En segundo lugar, es entendible que tanto los equipos como los jugadores ejerzan presión sobre el árbitro para intentar influir en lo que ha decidido, pero más aún en lo que pueda o no decidir en las próximas acciones del juego. Cuando se ha equivocado nadie duda en hacérselo saber, pero son pocas las veces que se aplauden (sin ironía) sus decisiones correctas.

En tercer lugar, el equipo arbitral (entre 1 y 4 miembros) se encuentra sólo entre fuego cruzado. Son muchos los miembros de un equipo (titulares, suplentes, entrenadores, delegados…) ejerciendo algún tipo de presión, y más aún cuando tienen una afición detrás que alienta sus protestas o aviva el fuego de la intensidad en el juego. Las masas suelen ser anónimas, y resulta muy fácil ser uno entre una multitud. Así el grupo es más fuerte, pero más radical y fanático y con facilidad se pierde el control de la masa.


Por último, la figura del árbitro representa la autoridad, quién tendrá la última palabra en cada situación, y es por ello que adquiera una connotación negativa frente a la que hay que revelarse.

De todo esto, podemos concluir en que todo el mundo tiene un criterio frente a una acción, que todos podrían ser árbitros. Si hay una crítica es porque existe un criterio. Pero ¿quién se atreve a tomar las riendas? Esto ya no resulta tan sencillo…

Pero, ¿quién realmente se ha parado a pensar cómo es ser árbitro? ¿Quién es capaz de imaginar lo piensa un árbitro o cómo procesa la información? La profesión arbitral resulta más dificultosa de lo que la mayoría se ha parado a pensar. La dificultad no es otra que tomar la decisión más acertada en el mínimo periodo de tiempo, teniendo en cuenta todos los factores que condicionan de forma directa o indirecta el juego (presión atmosférica, condición emocional de los jugadores, estudio premeditado del juego de ambos equipos y jugadores, entre otros tantísimos…). Una laboriosa tarea que pocos se han parado a valorar, pero resulta el rol más complicado durante un encuentro.


No puedo acabar el post sin referirme a la educación. La educación que estamos ejerciendo sobre los jóvenes deportistas con respecto a la figura del árbitro. El respeto debe ser primordial, debemos educar para dialogar y no para discutir. Sacaremos más de alguien simplemente hablando o comentando la acción. No debemos caer en las facilidades que proporciona se parte anónima de un tumulto irritable. No debemos adquirir como modelo a los mediáticos, ellos se juegan puestos millonarios y dejan a un lado el respeto. Debemos tener principios y criterios propios y ejercerlos modélicamente para empapar a las futuras generaciones de la importancia del respeto por la figura del árbitro, el juego limpio y el cumplimiento de las normas. Y debemos concebir al árbitro como un educador en el juego. Sólo así conseguiremos seguir avanzando en la evolución de nuestro deporte.

Te recomiendo que si alguna vez estás sentado al lado de un 'energúmeno' de estas características, le invites a que se relaje y disfrute del espectáculo que tiene delante, que se supone que es a lo que ha ido al campo...

Un abrazo.

@JuankiLungaran

martes, 28 de enero de 2014

El fútbol, la contracción del deporte.

Que nadie se asuste ni se incomode al leer este título. Durante la jornada de ayer, lunes 27/01/2013, tras haber visto el programa deportivo más famoso de España (Deportes Cuatro) ha crecido mi indignación. Después he corrido a averiguar cuáles eran las portadas de los gigantes de la prensa deportiva escrita. Mi indignación ha seguido en aumento, así que he hecho una pequeña reflexión en la página de Facebook DeportivaMente, que a mi juicio y al de muchos otros, ha resultado muy acertada.

Como he comenzado, que nadie se incomode. Yo soy el primer forofo del fútbol, y me resulta atractivo como al que más. Me apasiona, y como la mayoría, soy aficionado de un equipo en concreto. Creo en los métodos, conozco principios tácticos, tengo mis opiniones como todos, me encanta que este sea año de Mundial, y cada día de partido me gusta disfrutar del momento de ver a mi equipo.
Pero claro, no soy amante de un solo deporte. Existen otros por los que siento devoción, y me incomoda que los medios deportivos intenten a toda costa monopolizar la esencia del deporte en el fútbol. Y, ¿sabes de quién es la culpa? Efectivamente, del dinero. Y es que los medios de comunicación gastan millones y millones para poder emitir las imágenes que nos deja el fútbol cada día. Claro, esto crea más y más afición, y ha llegando un punto en el que si quieres ser parte de esa afición tienes que gastar mucho dinero para poder comprar una entrada, una camiseta o simplemente verlo por TV en casa. A su favor, cuenta con unas cifras escandalosas de audiencia, cada día son más personas las que practican este deporte. Pero, ¿y los demás qué? Todo esto contribuye a que el resto de deportes estén quedando fuera del alcance de la audiencia. Las cifras de federados en el resto de deportes quedan mucho más por debajo de las del fútbol. ¿Esto convierte el fútbol en el mejor deporte? No voy a entrar en la simpleza de qué es mejor o peor, simplemente opino que el fútbol no es el mejor emisor de principios y valores, ya que cuando los intereses que hay en juego son tan grandes, hay que ganar a toda costa. Y por no hablar de la figura del árbitro, que pasa a ser el villano de cada semana (por favor, leed el post de mis amigos de Espacio Fútbol @FutbolPsicologi).

Todo esto está desembocando en que, en otras modalidades deportivas estén desapareciendo clubes de gran elenco en el pasado. Que jugadores profesionales tengan que desarrollar sus carreras en otros lugares, y que incluso deportistas de élite tengan que pedir literalmente ayudas económicas para poder participar en campeonatos mundiales.

Ayer, mientras todas las portadas y sumarios de los medios ocupaban la chilena no-gol de CR7, el nuevo rol de pasador de Messi, los ‘piques’ en los partidos de Diego Costa y el repaso a todos los goles de las ligas europeas durante más del 90% del tiempo de emisión, la selección española de balonmano acababa de proclamarse medalla de bronce en el Campeonato de Europa de Dinamarca. Mi amigo Jorge Maqueda (@maqueda5), es medalla de bronce y oro en el Mundial de Balonmano (2011 y 2013), y medalla de bronce en el Europeo (2014), sin embargo ha tenido que marcharse a Francia para jugar, porque aquí la liga Asobal está perdiendo todo por lo que tanto habían peleado durante tanto tiempo. Para mí es tan grande como Iniesta, Casillas o Xabi Alonso. Además, Rafa Nadal acababa de perder la final del Open de Australia con el mayor de los señoríos que se pueden perder. Dejándose la piel por acabar un partido que él mismo sabía que iba a perder por su lesión de espalda y su llaga en la mano izquierda que tanto le ha hecho sufrir en el campeonato. Y por último, se acababa de realizar el sorteo de la Copa de la ACB del que ni siquiera mencionaron los resultados.

En definitiva, considero que el fútbol no es lo que se demanda, creo que es la única oferta. Y que gracias a su difusión lo único que se está consiguiendo es devaluar otras modalidades deportivas, que la lesión del jugador ‘tal’ sea asunto de estado, que cada día la famosa ‘rotonda de Valdebebas’ esté a rebosar (algún día ocurrirá algo), que las aficiones de los equipos se enfrenten hasta límites psicóticos, y que el precio del fútbol se siga disparando. A mí me encanta el fútbol, lo disfruto como todos, pero vamos a darle a cada cosa el valor que merece.


Un abrazo.

@JuankiLungaran

martes, 7 de enero de 2014

¡Feliz Año Nuevo! Pero los propósitos poco a poco...

¡Feliz Año a tod@s! Desde deportivaMente me gustaría desearle a todo el mundo que este año esté lleno de salud y trabajo y que todos vuestros deseos y propósitos se hagan realidad.

Y hablando de propósitos, bienvenidos a Enero, el mes de los gimnasios, las dietas milagro y las costumbres forzadas. Si, es así. Este es un mes en el que casi todo el mundo se propone quitarse esos kilitos de más. Todos empezamos el año con energías renovadas, llenos de ilusiones que poco a poco vamos dejándonos en el camino (la mayoría durante el mes de enero). Hoy, sin profundizar mucho en el tema, me gustaría hablar de lo que todos los que realmente “conocemos” el deporte sabemos.  Ni existen las dietas milagro, ni existen las operaciones bikini.


Antes hablaba de las Costumbres Forzadas, he creado ese término a botepronto para definir el hecho de empeñarnos en hacer ejercicio a pesar de que nuestro cuerpo y nuestra mente nos dicen “¡¡¡QUE NO QUIERO!!!”. Y realmente tienen razón. Caemos en los topicazos post-navideños, y queremos darle al cuerpo más de lo que puede soportar poniéndonos como excusa todos los polvorones, mantecados, turrones, roscón y demás dulces típicos de la época. Y, claro, teniéndolos casi aún en el cuerpo nos hacen sentir culpable y queremos abarcar más ejercicio del que realmente podemos. ERROR. Duramos 4 días y empezamos a pensar en las dietas milagro.

Y luego vienen las dietas milagro, y claro como no acudimos al médico especialista el Dr. Google para que nos diga cuál es la más afín a nuestra personalidad. Ayer mismo, después de una última copiosa cena del Día de Reyes alguien me hablaba de una nueva dieta milagro que consistía en no comer nada durante dos días, y milagrosamente al tercero ¡podías comer casi lo que quisieras! ERROR. Mi respuesta fue sencilla y cietífica, “seguro que si el tercer día tampoco comes, adelgazas más…”.

El ejercicio físico no debería ser una actividad forzada, no es algo que deba utilizarse sólo para épocas de sobrecargas alimentarias y alcohólicas. El ejercicio físico debe ser una constante que nos permita sentirnos vivos y llenos de energía para afrontar nuestro día a día. No hay que caer en el error de sobreesforzarse. Hay que realizarlo de forma progresiva, a medio-largo plazo, y los resultados irán llegando a medida que pasen las semanas. Sin prisas. Aumentando el volumen y la intensidad semanalmente. De nada nos sirve salir una tarde a correr, estar dos horas, llegar reventado a casa y al siguiente día sentir que tienes termitas en vez de agujetas. No durareis ni una semana… Tampoco vale hacerse propósitos acorde con la condición física de nuestro cuerpo de hace 10 años, porque luego vienen las sorpresas.

Y luego están las dietas. La alimentación juega un papel primordial en nuestra vida, ¡y ojo! Que no quiero engañar a nadie, yo no soy el más indicado para hablar de buena alimentación (tampoco soy de los peores… jejejeje). La alimentación es del mismo modo que el ejercicio, una constante. Si es cierto que no soy partidario de esos tan estrictos con su alimentación, las fiestas están para disfrutarlas, y si uno se cuida y se “priva” de forma habitual, tampoco es muy complicado retomar esos hábitos tras el parón. De nada sirve pasar hambre durante unos días, si luego nos viene bien cualquier excusa para atiborrarnos.
También existen complementos naturales que pueden ayudarnos en nuestra alimentación y aportarnos beneficios para el ejercicio. Los tés por ejemplo son quemagrasas y además nos aportan energía.
En definitiva, estas energías renovadas y estas ganas de empezar con hábitos nuevos puede ser beneficioso, pero sólo si lo hacemos con calma, sabiendo lo que queremos y para cuando. Las operaciones bikini no son en enero y mayo, son durante todo el año, así que ya puedes empezar a cuidarte y a hacer ejercicio, pero poco a poco y sin prisas.


Estos dos no empezaron la operación bikini en Mayo del año pasado...

Un abrazo.

@JuankiLungaran

viernes, 20 de septiembre de 2013

"¡¿Cómo que no puedes?! Si sólo es la Final de la Champions League, hombre".

Ya estoy de vuelta una vez más por aquí. Aunque he tenido que limpiar las telarañas de los rincones del blog antes de publicar esta entrada, creo que me ha quedado bastante curiosa, oiga.
Tras el último post, donde hablaba de la Presión Psicológica ("¡Pero cómo ha fallado eso! ¡¡¡Qué perdemos la final!!!"), tuve la sensación se me estaba quedando un poco cojo, que me faltaba algo por plasmar. Así que podría considerarse éste como la segunda parte del post anterior aunque tenga otro título (si no lo has leído te invito a que lo hagas). La Presión Psicológica viene desencadenada por diversos factores, algunos mencionados con anterioridad de forma muy escueta, que consiguen generar un estado emocional que de estrés e incomodidad que limita muy notablemente el rendimiento deportivo. De esta forma, paralelamente con la presión aparece la ansiedad. Hay que apuntar también que me estoy refiriendo a la presión psicológica en su concepción más negativa, porque cuando un jugador de fútbol pisa al campo para disputar la Final de la Champions League tiene cierta presión, pero claro eso no quiere decir que disminuya el rendimiento.



Una imagen vale más que mil palabras, y aprovecho para apuntar que pongo siempre ejemplos de fútbol porque por norma general es el deporte más mediatizado, me gustaría referirme a otros deportes pero considero que así es más fácil de entender. Retomando nuestro tema, ¿qué entendemos por ansiedad en el deporte? Básicamente podríamos considerarla como un estado emocional negativo que incluye sensaciones de nerviosismo, preocupación y aprensión, que están relacionadas con la activación del organismo. La investigación acerca de esta variable psicológica es muy amplia, debido a que puede manifestarse de diferentes formas o momentos en función del sujeto, la causa y el nivel de presión. Voy a intentar explicarlo todo de forma rápida pero completa e inteligible, a pesar de que todos tenemos una idea bastante aproximada del concepto. Como sabemos, la ansiedad provoca unos efectos sobre el propio cuerpo forjados por la activación del Sistema Nervioso Autónomo causados por un desequilibrio psicológico, cuyos síntomas se presentan como: desconfianza, pensamientos negativos, inflexibilidad, preocupación, irritabilidad, dificultades de atención, acentuación de conflictos personales, disminución en la capacidad de procesamiento de la información, disminución del autocontrol, fatiga, insomnio, dificultades para la relajación, preocupación, irritabilidad, distracción. Aunque parezcan muchos, no resulta tan complicado que en un mismo sujeto aparezcan todos y cada uno de ellos. A raíz de la sintomatología psicológica aparecen los síntomas físicos, que se caracterizan por la aceleración de la tasa de pulsaciones por minuto, el incremento de la presión sanguínea, un aumento de la tensión muscular, dificultades respiratorias, sudoración, mareos, nauseas y sequedad bucal (Navarro, J. I., y col.; 1995).
Me gustaría seguir abriendo cajones conceptuales y hablar un poco sobre cada uno de los síntomas, pero no quiero un post kilométrico.


Como ejemplo clarísimo de ansiedad deportiva existe el caso de Jesús Navas, actualmente Campeón del Mundo y Europa, y jugador de uno de los mejores equipos de la Premier League. Navas tuvo que recuperarse de unos problemas de ansiedad que le impedían viajar con el equipo, y hasta tuvo que hacer el esfuerzo en recuperarse para poder seguir creciendo como deportista y tener la posibilidad de viajar para disputar campeonatos.

Las lesiones pueden ser causantes de la ansiedad. Una lesión implica una recuperación que en muchas ocasiones resultan complicadas y dolorosas. Esto puede causar que el deportista genere miedos conforme a sí mismo, y su autoconcepto resulte damnificado. El miedo a no recuperar su forma o a recaer de la lesión puede conseguir frustrarle. Por ello, sobre todo en clubes que se lo pueden permitir, en una lesión no intervienen únicamente médicos, fisioterapeutas o readaptadores físicos, sino que la labor del psicólogo deportivo será conseguir que el deportista no pierda su equilibrio emocional.


Sergio Canales, es un jugador del Valencia C. F., que durante las pasadas temporadas sufrió dos lesiones consecutivas de rotura del ligamento cruzado anterior, obligándole cada una de ellas a operarse y recuperarse durante 6 meses. Además durante el pasado Europeo de este mismo verano, tuvo que retirarse de la competición por lesión. Aunque desconozco el dato, seguramente los psicólogos del club le han ayudado emocionalmente en su recuperación.

Dando un pasito atrás, y situándonos en el plano más genérico del tema, la presión, en otras ocasiones los deportistas sufren lo que se conoce como ‘Síndrome Burnout’. ¡No! No es lo que piensas. De ninguna manera es una adicción a las bebidas energéticas (chiste malo). El burnout es un desequilibrio entre el estrés y la recuperación al producirse situaciones de alto estrés y poca regeneración.  Por otra parte, el síndrome burnout se representa como una pérdida progresiva de idealismo, energía y motivación, apareciendo un estado de fatiga, incremento de la irritabilidad y pérdida de entusiasmo, producido por un “trabajo” duro realizado durante demasiado tiempo en situaciones de alta presión. Se caracteriza por un agotamiento emocional y actitudinal. El Síndrome de Burnout no sólo está presente en el panorama deportivo, sino que en la sociedad actual existen diversos estudios e investigaciones que miden tasas de burnout. Existen numerosos ejemplos sobre este síndrome, que pueden encontrarse fácilmente en personas de nuestro alrededor que han perdido la ‘chispa’ o la ilusión por su trabajo.

Me despido una vez más dando las gracias a los lectores y colaboradores, y esperando que os haya gustado.
Un abrazo, @JuankiLungaran



PD: En este post me han salido menos chispas humorísticas, tendré que mirar no vaya a ser que esté sufriendo algún síntoma ;)

martes, 27 de agosto de 2013

"¡Pero cómo ha fallado eso! ¡¡¡Qué perdemos la final!!!"

Aunque me ha costado un poco acabar este post, por fin lo he conseguido… Esta semana nos toca hablar sobre la presión. Pero que nadie se confunda, por presión no debemos entender un concepto táctico defensivo para robar el balón. Hablamos de esa sensación que nos hace sentirnos frustrados e incómodos mientras practicamos nuestro deporte. Hablamos de la presión psicológica. ¿Por qué tenemos esa sensación? La presión no es otra cosa que el peso de la responsabilidad sobre nosotros mismos. ¿Cómo podríamos definir la presión psicológica? Se trata de una situación de estrés emocional por la ‘obligación’ de conseguir un objetivo determinado. En algún momento de nuestra vida, todos hemos oído a alguien mencionar que un determinado jugador, atleta, etc. tiene presión, utilizando la mítica frase de “le puede la presión”.

Hasta aquí, considero que no estamos hablando de nada nuevo. Es bien sabido por todos que la presión psicológica es una variable que es parte del deporte. Bueno del deporte… la presión es parte de la vida. A menudo todos y cada uno de nosotros sufrimos periodos de estrés, sobre todo en el trabajo (o también por la ausencia de trabajo). Vuelvo a reiterar en lo de siempre: el deporte es un reflejo intensificado de la vida. En el deporte hay fases de entrenamiento o formación durante varios años, fases de competición donde tenemos que poner a prueba lo que hemos aprendido y lo que valemos, hay derrotas y victorias, ascensos y descensos, lesiones que te apartan de tus metas, ambiciones y retos de superación que queremos alcanzar. Pero todo concentrado e intensificado. Existen jugadores que logran alcanzar un rendimiento determinado y pueden promocionar hasta jugar a nivel profesional. Otros, la inmensa mayoría, no llegan a alcanzar esos niveles, desarrollando su juego en niveles inferiores. En cualquier caso, existen diferentes niveles de rendimiento (podemos llamarlo calidad). En cada nivel, existen una serie de responsabilidades con las que el deportista debe lidiar para conseguir los objetivos que deben cumplir. No olvidemos que a mayor nivel, mayor responsabilidad. Ya lo decía el abuelo de Peter Parker en la película Spiderman: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Pues eso. Los clubes pagan sueldos, en algunos casos millonarios, y es normal que exijan resultados inminentes (recordemos que no todo son Real Madrid, Barça o Manchester, existen clubes que no generan esos ingresos y tienen muchos gastos). Los jugadores a menudo experimentan periodos de presión, que en los casos de estos equipos tan conocidos suele tratarse de una presión mediática.

Y claro, todos somos amantes de las competiciones de máximo nivel, y sobre todo en fútbol, donde todos somos expertos en la materia. Todos vemos los mismos partidos y cada uno sacamos nuestras conclusiones. Los mismos jugadores y para unos son “buenos” y para otros “malos” (entre comillas, porque cualquier jugador de primera división es un atleta de los pies a la cabeza). Y qué decir de los sueldos… Yo soy de los que piensan que nadie da ‘duros por pesetas’, nadie paga 100 si gana 20. Entonces, como estos jugadores salen por la tele, nos creamos una imagen robótica de ellos. Nos pensamos que son máquinas de jugar al fútbol que no pueden pensar, sólo chutar… Y claro, pasa lo que pasa, que un momento de presión puede crear una mancha imborrable en tu currículum.



Saber luchar contra la presión y jugar con ella se traduce en un nivel alto de rendimiento deportivo. Raúl decidió lanzar el penalti siendo consciente de la importancia que tenía. Pero lo que todo el mundo no sabe es que cuando un jugador lanza un penalti decisivo la portería comienza a reducirse en su mente hasta alcanzar las dimensiones de una portería de hockey. El peso de la responsabilidad es otro reto que se debe afrontar en la carrera de cualquier deportista. Por ello, los niveles de presión están en función de los objetivos que se deban alcanzar en cada división, nivel o meta. El objetivo de un maratoniano será poder rebajar su marca de cara a una competición importante, y van pasando los días y es una marca que se reduce muy lentamente. ¿Todos los deportistas sienten presión? Yo, personalmente, considero que sí. La presión por norma general, tiene un origen extrínseco, es decir, que no depende del propio sujeto. Sobre todo en aquellos niveles donde las exigencias deportivas repercuten en la economía del club. Aunque no tiene porqué tener un origen económico, las condiciones de un terreno de juego, la situación de un equipo en la tabla de clasificación, la ansiedad constante por ser aceptado en un grupo, entre muchísimas otras, pueden ser causa de la presión. En otros casos, menos frecuentes, suele tener un origen intrínseco, por las exigencias del propio sujeto, sus metas o sus ambiciones. Y con la presión viene la ansiedad, de la que voy a hablar más adelante, en otro post.

¿Y los niños? ¿Es que nadie piensa en los niños? La presión es un síntoma muy frecuente en los jóvenes deportistas. Existen padres que condicionan mucho a sus hijos en el deporte que practican, y aunque en ocasiones no se manifieste directamente, todos captamos los mensajes y la información que nos llega. Mi consejo es dar libertad plena en el deporte a los más jóvenes, siempre animando y apelando a las sensaciones (alegría, tristeza, frustración, euforia…) en lugar de apelar al resultado o al juego. Hay que estar cerca de ellos, pero restar importancia a un mal partido o a un mal resultado. Como leí recientemente en una imagen colgada por mis amigos de FÚTBOL EN POSITIVO“A VECES SE GANA Y A VECES SE… APRENDE”. Lo importante en el deporte base es mantener la ilusión y la motivación y crear hábitos y valores. Así que mi mensaje en voz alta es: “Papás, vosotros ya anduvisteis vuestro camino, dejad que vuestro hijos creen el suyo. Limitaros a colocar las señales. No os realicéis a través de ellos, porque no son ni culpables ni conscientes de lo que no pudisteis alcanzar”.

Hasta la próxima…
Un abrazo para todos.

martes, 13 de agosto de 2013

Calienta, que vas a salir.

Después de escribir el post anterior, me quedé con ganas de hablar sobre el tema del calentamiento. Así que me he puesto manos a la obra y esta semana toca hablar de una de las partes más importantes en la competición. No, mentira, ¡¿cómo que de la competición?! Espero que no hayas leído esto y te hayas quedado tan tranquil@… ¡¡¡UNA DE LAS PARTES MÁS IMPORTANTES DEL DEPORTE!!! Confío en que no me hayas criticado duramente por la broma, sé que no me voy a ganar la vida en el Club de la Comedia.

            Volvamos a lo que a ti y a mí nos interesa. ¿Qué es el calentamiento? A simple vista, esta es una pregunta que todos podemos responder sin dar muchos rodeos. Todos coincidiríamos en que es la parte previa al ejercicio, que sirve para prepararlo para la actividad física posterior, que será de mayor intensidad. Esta sería la definición que la mayoría de la gente entiende por calentamiento. No voy a decir que no es cierta, pero lo que sí es cierto es que se aleja mucho de la definición completa, que va muchísimo más allá. Yo diría que esta definición es la punta del iceberg.
            Durante el calentamiento actúan varios agentes que intervendrán en el juego. En primer lugar, el calentamiento es la fase del juego en la que, como he apuntado antes, el cuerpo se prepara la competición, ¿pero cómo? A través de un incremento del ritmo, el cuerpo (en su concepto más general y físico) va aumentando la temperatura para adecuarla al esfuerzo. La frecuencia cardiaca va incrementando, de forma que la sangre se desplaza de forma más rápida a través de nuestro cuerpo, haciendo llegar el oxígeno que requieren los músculos para sus funciones. A su vez, la frecuencia respiratoria también se incrementa en número y en volumen para cubrir la demanda de oxígeno. Así que vamos a dar paso al apartado que a mí más me gusta: las comparaciones. Imaginemos que tienes un coche, de tu marca favorita de automoción, único en el mundo, sólo existe el ejemplar que tú posees, y su valor es incalculable. Como es algo inédito imagino que ese flamante cochazo debes cuidarlo a más no poder, procurando que no se raye nunca, pasándole las revisiones oportunas, cuidando la presión de las ruedas y limpiándolo muy a menudo. Dispones de las 24 horas del día para disfrutar de él, y además haces un uso continuo, sólo lo paras cuando lo guardas en el garaje. Estoy seguro de que tod@s lo cuidaríamos a rabiar, y siempre estaríamos pendientes de que no le pasase nada. De lo que no estoy tan seguro es que seas capaz de sacarlo a la calle y nada más arrancarlo aceleres hasta ponerlo a 200 km/h., cambiándolo de marcha a las 5000 rpm, y sin ponerte el cinturón de seguridad. Seguramente el motor estará sufriendo, con el riesgo que conlleva de averiarse, ‘griparse’ y demás jergas de ‘lesiones de taller mecánico’. Amig@ mí@, ese coche es tu cuerpo.



Pasemos a otro aspecto: el conductor del cochazo. El calentamiento tiene una función psicológica en el ámbito deportivo. Esta función es la parte en la que el deportista debe adquirir una concentración intensa previa a la competición. Existe por tanto una fase de evasión de los aspectos externos a la actividad inmediata, es decir, nos olvidamos del mundo y nos concentramos en lo que vamos a hacer, tratando de imaginarnos cómo lo vamos a hacer y focalizándonos en el éxito que vamos a obtener (yo no me molestaría ni en ponerme el equipo para pisar el campo pensando que voy a perder), aunque sabiendo colocar nuestras expectativas (dudo que mi equipo de fútbol 7 gane 15-0 al Barça).
La concentración para jugar un partido que exija cierto rendimiento e importancia (cada uno le asignará el valor que crea correspondiente) debe ser previa incluso a la llegada al campo. Es importante mantener unos momentos de tranquilidad, sin alteraciones, durante por lo menos el día previo. Aunque tampoco se debe nunca alterar el ritmo de vida habitual, es decir, sin abandonar la rutina. Esto significa que puedes darle el paseo a tu perro la noche antes del partido, si es lo que haces cada noche, y ambos lo vais a agradecer. Por tanto, ese conductor del cochazo es tu mente, y tú decides cómo quieres conducir tu coche.



       Solo me queda una cosa más que añadir: la Dirección General de Tráfico. Desgraciadamente, está muy extendida la cultura de jugar en frío. Aunque dé por hecho que todos los que estáis leyendo este post sois auténticos deportistas, hay muchísima gente que concibe el calentamiento como una pérdida de tiempo. De primera mano, he podido observar cómo jugadores de balonmano muy experimentados cogen el balón antes de entrar a la pista, y una vez dentro lo primero que se les ocurre es hacer un lanzamiento a la escuadra con todas sus fuerzas, así sin casi sin atarse los cordones. Pero donde suele ocurrir esto muy a menudo es en los campos de fútbol (el deporte más practicado con diferencia), donde nada más pisar el césped se chuta con todas las fuerzas para marcar el primer gol, y piensan “¡jo! ¡Soy un crack tirando! El portero ni se ha movido”, claro amigo mío, el portero tampoco ha calentado, y si se estira se parte en dos. La mayoría de los aficionados al fútbol profesional vemos como por televisión los jugadores entran al campo después de verlos calentar unos minutos por la banda, y pensamos “anda, si esto de calentar es más bien saludar al público”, y claro cualquiera no imita a un Falcao o un Özil, con lo buenos que son... Ellos han calentado un buen rato antes del partido, pero Canal+ no lo ha emitido porque estaban vendiéndote el partido de dentro de 3 meses.



Con todo esto, luego vienen las lesiones, y con ellas nunca pensamos en nosotros mismos como agentes perjudiciales, y siempre tras la lesión podemos escuchar clichés tan conocidos como:
-“¡Vaya mierda de botas que tengo, mañana me compro otras!”. Otro error muy extendido por cierto, es comprar botas con tacos inadecuados al terreno.
-“¡Vaya tela con el encargado, es que no riega lo que tiene que regar!”. Otro que tiene la culpa de que tus tobillos estén como la nevera de un esquimal.
-“¡Ah! Un tirón, qué mal le he pegado al balón”. Mentira, te he visto chutar 100 veces y siempre lo haces así de mal.
O una de mis favoritas:
-“Como me duelen las rodillas con esto del césped artificial, con lo bien que se jugaba en las eras”. Claro que si campeón, los 25 años y los 70 kilos que tienes de más no tienen la culpa, y encima échaselos a tus rodillas en movimiento, y recién levantadas de siesta, que ellas no tienen la culpa, hombre...

Y así sucesivamente, hasta un sinfín de frases dignas de un monólogo de Goyo Jimenez.

            Mi propuesta es, para todos aquellos educadores deportivos, el calentamiento es una parte fundamental del deporte, y debe ser enseñado como lo importante que es, y no como un acto mecanizado previo a un partido o entrenamiento. Y para todos aquellos amantes del deporte, y sobre todo del deporte amateur, confío en que valoréis la importancia del calentamiento, y lo incorporéis a vuestra rutina previa a cualquier partido, entrenamiento o ‘pachanga’, para luego no tener que oíros quejaros con este tipo de frases, de las que particularmente suelo preferir no decir nada y esperar a que alguien empiece a darse cuenta de qué puede hacer para cambiarlo.



Un abrazo, y hasta la próxima.

@JuankiLungaran

viernes, 2 de agosto de 2013

Mantén la concentración, y verás cómo lo consigues.

            Antes de nada, lo primero que me sale al comenzar a escribir, es dedicar unas líneas al Triatleta David Quirós, campeón nacional de triatlón en la categoría 20-24, que falleció el pasado viernes 19 de julio en un trágico accidente de tráfico. “Me gustaría enviar desde aquí toda mi fuerza y mi más sincero pésame a todos los familiares, amigos, conocidos y vecinos de Quero (Toledo). La pérdida de David ha sido un duro golpe para el deporte nacional”.
            En estos últimos días me ha costado un poco escribir, pero finalmente he conseguido acabar este post. Ya sé que todos, queridos lectores, estabais impacientes por leer estas líneas (Modo Ironía: ON), así que ya podéis respirar tranquilos ¡porque allá voy!
            Esta semana he decidido tratar el tema de la concentración en el deporte. En todas las modalidades deportivas resulta de gran importancia desarrollar esta habilidad. Y no sólo en todas las modalidades deportivas, esto va mucho más allá, sino que debe entrenarse como cualquier otra habilidad física, técnica o táctica desde las categorías más inferiores del deporte, desde temprana edad. ¿Por qué? Te lo voy a explicar, y me gustaría hacerlo como siempre, relacionándolo con cualquier aspecto cotidiano de la vida. La falta de concentración es ese fenómeno por el que todos y cada uno de nosotros, mientras leíamos un libro relajados en nuestro sofá o sillón, leemos el mismo párrafo de la misma página 4 veces y aún así no nos hemos enterado. Durante un momento de lucidez espontánea nos damos cuenta de que no nos hemos enterado de nada y volvemos atrás para comenzar de nuevo, y misteriosamente, después de la primera línea ya volvemos a perder el hilo. Esto suele ocurrir porque mantenemos nuestra mente ocupada con una preocupación o cualquier otra cosa que en ese momento nos está rondando por la cabeza. Si te vuelve a ocurrir esto, cierra el libro y termina de pensar en lo que estas pensando.
            Pero volvamos al tema del deporte, que es lo mío. La concentración en el deporte es un síntoma de motivación. Podríamos definirla como la capacidad de mantener focalizada la atención en la tarea para resolver de forma satisfactoria las situaciones que se deriven de ella, de forma que el deportista será capaz de filtrar o seleccionar aquellos estímulos que le resulten más relevantes en cada situación (Mora, J. A., Zarco, J. A. y Blanca, M.J., 2001). Los deportistas además, deberán aprender a seleccionar de forma adecuada, utilizando el criterio que más se ajuste a las necesidades del juego todos los estímulos, pero ese es otro tema del que ya hablaremos más adelante.
La concentración juega un papel importantísimo en la competición porque gracias a ella pueden condicionarse aspectos tan relevantes en el deporte como la precisión, la velocidad de reacción o la velocidad de ejecución. Por todo esto, es importante educar a nuestros deportistas desde el deporte base a desarrollar la habilidad de concentrarse. Para ello, todos los momentos son importantes, pero los entrenamientos serán fundamentales para conseguir nuestros objetivos. Mantener la concentración en los entrenamientos nos generará un hábito que desembocará en una adquisición de la habilidad. Todas y cada una de las situaciones que genera la práctica deportiva en cualquiera de sus modalidades conlleva una focalización de la atención a la que el deportista debe estar sometido con cierta frecuencia. A cualquier edad y en cualquier categoría. Hablando en términos generales, no sólo de la concentración, durante la competición, no hay trampa ni cartón, se dejan visibles todas las características de un deportista (motivación, autocontrol…) y un equipo (su forma de trabajo, su intensidad, sus aspectos tácticos…). El calentamiento es la parte fundamental de concentración en la competición, pues es el momento en el que no sólo se prepara el cuerpo para afrontar un partido o carrera, además el deportista se prepara mentalmente para darlo todo de sí mismo. Pero además, la concentración no sólo está presente en acciones puramente deportivas, y si no ¿por qué iban a reunirse los jugadores del Real Madrid (por ejemplo) horas antes de un partido en un hotel? Es el momento de dejar a un lado los temas familiares, o de negocios (anuncios, patrocinios…) para centrarse solamente en el partido que tienen al día siguiente.
Existen algunos ejemplos de lo que se puede conseguir gracias a la concentración, como en el siguiente vídeo, Ibrahimovic es capaz de mantenerse orientado y coordinarse, sin mirar a portería, para marcar este golazo. Probablemente, si lo repite 50 veces en una entrevista "post partido" seguramente no le hubiera salido.



Por último, me gustaría volver a mencionar a David Quirós, ya que como muestra la siguiente imagen, durante una carrera no hay que perder la concentración para visualizar las metas, ser consciente de su economizar su esfuerzo, saber cuándo tiene que atacar… Para ser campeón nacional de triatlón, lo seguro es que hay que aprender a mantener la concentración, y desde luego su cara lo demuestra.

DEP David Quirós


Un abrazo a todos, y hasta la próxima semana.
@JuankiLungaran

jueves, 18 de julio de 2013

¡MOTÍVATE!

Esta semana toca hablar de una de las habilidades más importantes que conciernen al deporte, y a todos los aspectos de la vida, por supuesto. Sin embargo, quizá a través del deporte podemos hablar de una forma más comprensible cuando nos referimos a la motivación.

¿Qué es la Motivación? Todo el mundo tenemos una idea más o menos clara de lo que significa, pero ¿sabríamos definirla? La motivación resulta el elemento clave para lograr el compromiso con el deporte, porque determina nuestro comportamiento, dotándonos de la energía hacia nuestro objetivo. Todo esto tiene un significado mucho más profundo. La motivación es ese “eso” que hace que pongamos todo nuestro empeño en aquello que tanto nos gusta. De esta forma, en función del grado de motivación nuestro entrenamiento (o partido) determinará cuanta intensidad, concentración o constancia pondremos en nuestra tarea.

Por consiguiente, se trata de la búsqueda de objetivos que cada uno se marca en función de lo que desea con su práctica deportiva. Cada uno propone sus propios objetivos y a partir de ahí uno lucha por conseguirlos, cada uno pone sus propios límites. Llegados a este punto, sé exactamente lo que todos estáis pensando: “a partir de ahora mi objetivo será ganar el próximo mundial de fútbol con la Selección Española”. QUERIDO LECTOR, a no ser que esté teniendo el honor de que Casillas, Puyol, Sergio Ramos, Xavi, Villa, Iniesta o cualquier otro de nuestros campeones estéis leyendo este post, OLVIDATE. Y de nuevo, sé lo que piensas: “entonces, querido Juanki, te estás contradiciendo”. Campeón, no puedes empezar a construir la casa por el tejado… Cada uno tiene que ser capaz de fijar sus propias metas, pero del mismo modo, cada uno también debe conocer su propio cuerpo, es decir sus límites y sus posibilidades. No puedo fijarme ser campeón del mundo si solo he jugado 3 años al fútbol, por ejemplo. Como en todos y cada uno de los aspectos deportivos, la motivación puede entrenarse. Todo en deporte es progresivo, y cada gota de sudor cuenta para conseguir nuestro fin. Sin embargo, todos los objetivos que nos fijemos deberán estar acorde con nuestra propia realidad. Con los objetivos debemos buscar nuestra superación, que no nos resulte sencillo alcanzarlos para no caer en el aburrimiento, pero que tampoco sean inalcanzables, para no caer en la desesperación. Deben suponer un reto, pero también una recompensa. Y a partir de ahí, progresaremos para llegar un poco más alto. Subiendo los escalones de uno en uno, para no tropezarnos.

Son muchos los autores que se han interesado por el estudio de la motivación, y algunos concluyen en la conocida Teoría de las Metas de Logro. Esta teoría establece que la meta principal de un individuo en los contextos de logro es demostrar habilidad, pero que puede estar concebido en función de la orientación que el individuo tenga: orientación a la tarea u orientación al ego.

Por orientación a la tarea entendemos que el individuo concibe como éxito el dominio de la tarea y el progreso personal. Se trata de la práctica de un medio determinado (una finta en balonmano, por ejemplo) hasta alcanzar el dominio, y a partir de ahí ser capaz de afrontar situaciones que requieran de ese recurso técnico, y el deportista entiende que ha progresado para mejorar y aportará beneficio, en este caso a su equipo. Es una orientación focalizada sobre el medio y no sobre el fin.

Por otro lado, en la orientación al ego, el éxito se define como superación a los rivales y demostración de mayor capacidad. Aquellos individuos que adquieren esta forma de trabajar, luchan constantemente por un reconocimiento del resto. Su único fin es destacar por encima de los demás, y por tanto, se focaliza sobre el fin, sin darle tanta importancia al medio.

Ahora que seguro que estás pensando en la gente que conoces, y sabes exactamente cuáles de tus amigos o compañeros trabajan en función de estas orientaciones, pero, y te prometo que esta vez sí es la última que adivino lo que estás pensando (por hoy): “¿qué hace que unos trabajen de una forma y otros de otra?”. Aunque para contestar esta pregunta de forma completa y certera podríamos pasar horas y horas de investigación, de forma muy escueta, la diferencia está marcada por el contexto del individuo.  Cada uno de nosotros estamos inmersos en un ambiente que determina nuestra conducta, nuestra forma de pensar, de actuar… El clima familiar o deportivo puede condicionarnos (sobre todo de forma inconsciente por parte de los transmisores) hasta el punto de hacernos pensar y procesar la información de una forma determinada. En este caso, y proponiendo un ejemplo muy extremado: un entrenador que riñe a su “jugador estrella” porque uno de los “jugadores mediocres” lo ha regateado en el entrenamiento de fútbol. Piénsalo… ese entrenador tiene varios problemas que resolver consigo mismo, y no imaginas la cantidad de entrenadores que existen con este perfil. Volviendo al tema, esta forma de trabajo hará que los jugadores orienten hacia el ego sus motivaciones, buscando siempre referencias que superar y sin poder evitar constantemente las comparativas.

Por último, ambas formas de trabajar, siendo más correcta y equilibrada la orientación a la tarea, pueden conseguir que cualquier deportista alcance la élite.
¿Sabrías identificar la forma de trabajar de los siguientes deportistas?










Yo creo que no lo he puesto muy difícil...
Un abrazo para todos. 
@JuankiLungaran