martes, 28 de enero de 2014

El fútbol, la contracción del deporte.

Que nadie se asuste ni se incomode al leer este título. Durante la jornada de ayer, lunes 27/01/2013, tras haber visto el programa deportivo más famoso de España (Deportes Cuatro) ha crecido mi indignación. Después he corrido a averiguar cuáles eran las portadas de los gigantes de la prensa deportiva escrita. Mi indignación ha seguido en aumento, así que he hecho una pequeña reflexión en la página de Facebook DeportivaMente, que a mi juicio y al de muchos otros, ha resultado muy acertada.

Como he comenzado, que nadie se incomode. Yo soy el primer forofo del fútbol, y me resulta atractivo como al que más. Me apasiona, y como la mayoría, soy aficionado de un equipo en concreto. Creo en los métodos, conozco principios tácticos, tengo mis opiniones como todos, me encanta que este sea año de Mundial, y cada día de partido me gusta disfrutar del momento de ver a mi equipo.
Pero claro, no soy amante de un solo deporte. Existen otros por los que siento devoción, y me incomoda que los medios deportivos intenten a toda costa monopolizar la esencia del deporte en el fútbol. Y, ¿sabes de quién es la culpa? Efectivamente, del dinero. Y es que los medios de comunicación gastan millones y millones para poder emitir las imágenes que nos deja el fútbol cada día. Claro, esto crea más y más afición, y ha llegando un punto en el que si quieres ser parte de esa afición tienes que gastar mucho dinero para poder comprar una entrada, una camiseta o simplemente verlo por TV en casa. A su favor, cuenta con unas cifras escandalosas de audiencia, cada día son más personas las que practican este deporte. Pero, ¿y los demás qué? Todo esto contribuye a que el resto de deportes estén quedando fuera del alcance de la audiencia. Las cifras de federados en el resto de deportes quedan mucho más por debajo de las del fútbol. ¿Esto convierte el fútbol en el mejor deporte? No voy a entrar en la simpleza de qué es mejor o peor, simplemente opino que el fútbol no es el mejor emisor de principios y valores, ya que cuando los intereses que hay en juego son tan grandes, hay que ganar a toda costa. Y por no hablar de la figura del árbitro, que pasa a ser el villano de cada semana (por favor, leed el post de mis amigos de Espacio Fútbol @FutbolPsicologi).

Todo esto está desembocando en que, en otras modalidades deportivas estén desapareciendo clubes de gran elenco en el pasado. Que jugadores profesionales tengan que desarrollar sus carreras en otros lugares, y que incluso deportistas de élite tengan que pedir literalmente ayudas económicas para poder participar en campeonatos mundiales.

Ayer, mientras todas las portadas y sumarios de los medios ocupaban la chilena no-gol de CR7, el nuevo rol de pasador de Messi, los ‘piques’ en los partidos de Diego Costa y el repaso a todos los goles de las ligas europeas durante más del 90% del tiempo de emisión, la selección española de balonmano acababa de proclamarse medalla de bronce en el Campeonato de Europa de Dinamarca. Mi amigo Jorge Maqueda (@maqueda5), es medalla de bronce y oro en el Mundial de Balonmano (2011 y 2013), y medalla de bronce en el Europeo (2014), sin embargo ha tenido que marcharse a Francia para jugar, porque aquí la liga Asobal está perdiendo todo por lo que tanto habían peleado durante tanto tiempo. Para mí es tan grande como Iniesta, Casillas o Xabi Alonso. Además, Rafa Nadal acababa de perder la final del Open de Australia con el mayor de los señoríos que se pueden perder. Dejándose la piel por acabar un partido que él mismo sabía que iba a perder por su lesión de espalda y su llaga en la mano izquierda que tanto le ha hecho sufrir en el campeonato. Y por último, se acababa de realizar el sorteo de la Copa de la ACB del que ni siquiera mencionaron los resultados.

En definitiva, considero que el fútbol no es lo que se demanda, creo que es la única oferta. Y que gracias a su difusión lo único que se está consiguiendo es devaluar otras modalidades deportivas, que la lesión del jugador ‘tal’ sea asunto de estado, que cada día la famosa ‘rotonda de Valdebebas’ esté a rebosar (algún día ocurrirá algo), que las aficiones de los equipos se enfrenten hasta límites psicóticos, y que el precio del fútbol se siga disparando. A mí me encanta el fútbol, lo disfruto como todos, pero vamos a darle a cada cosa el valor que merece.


Un abrazo.

@JuankiLungaran

martes, 7 de enero de 2014

¡Feliz Año Nuevo! Pero los propósitos poco a poco...

¡Feliz Año a tod@s! Desde deportivaMente me gustaría desearle a todo el mundo que este año esté lleno de salud y trabajo y que todos vuestros deseos y propósitos se hagan realidad.

Y hablando de propósitos, bienvenidos a Enero, el mes de los gimnasios, las dietas milagro y las costumbres forzadas. Si, es así. Este es un mes en el que casi todo el mundo se propone quitarse esos kilitos de más. Todos empezamos el año con energías renovadas, llenos de ilusiones que poco a poco vamos dejándonos en el camino (la mayoría durante el mes de enero). Hoy, sin profundizar mucho en el tema, me gustaría hablar de lo que todos los que realmente “conocemos” el deporte sabemos.  Ni existen las dietas milagro, ni existen las operaciones bikini.


Antes hablaba de las Costumbres Forzadas, he creado ese término a botepronto para definir el hecho de empeñarnos en hacer ejercicio a pesar de que nuestro cuerpo y nuestra mente nos dicen “¡¡¡QUE NO QUIERO!!!”. Y realmente tienen razón. Caemos en los topicazos post-navideños, y queremos darle al cuerpo más de lo que puede soportar poniéndonos como excusa todos los polvorones, mantecados, turrones, roscón y demás dulces típicos de la época. Y, claro, teniéndolos casi aún en el cuerpo nos hacen sentir culpable y queremos abarcar más ejercicio del que realmente podemos. ERROR. Duramos 4 días y empezamos a pensar en las dietas milagro.

Y luego vienen las dietas milagro, y claro como no acudimos al médico especialista el Dr. Google para que nos diga cuál es la más afín a nuestra personalidad. Ayer mismo, después de una última copiosa cena del Día de Reyes alguien me hablaba de una nueva dieta milagro que consistía en no comer nada durante dos días, y milagrosamente al tercero ¡podías comer casi lo que quisieras! ERROR. Mi respuesta fue sencilla y cietífica, “seguro que si el tercer día tampoco comes, adelgazas más…”.

El ejercicio físico no debería ser una actividad forzada, no es algo que deba utilizarse sólo para épocas de sobrecargas alimentarias y alcohólicas. El ejercicio físico debe ser una constante que nos permita sentirnos vivos y llenos de energía para afrontar nuestro día a día. No hay que caer en el error de sobreesforzarse. Hay que realizarlo de forma progresiva, a medio-largo plazo, y los resultados irán llegando a medida que pasen las semanas. Sin prisas. Aumentando el volumen y la intensidad semanalmente. De nada nos sirve salir una tarde a correr, estar dos horas, llegar reventado a casa y al siguiente día sentir que tienes termitas en vez de agujetas. No durareis ni una semana… Tampoco vale hacerse propósitos acorde con la condición física de nuestro cuerpo de hace 10 años, porque luego vienen las sorpresas.

Y luego están las dietas. La alimentación juega un papel primordial en nuestra vida, ¡y ojo! Que no quiero engañar a nadie, yo no soy el más indicado para hablar de buena alimentación (tampoco soy de los peores… jejejeje). La alimentación es del mismo modo que el ejercicio, una constante. Si es cierto que no soy partidario de esos tan estrictos con su alimentación, las fiestas están para disfrutarlas, y si uno se cuida y se “priva” de forma habitual, tampoco es muy complicado retomar esos hábitos tras el parón. De nada sirve pasar hambre durante unos días, si luego nos viene bien cualquier excusa para atiborrarnos.
También existen complementos naturales que pueden ayudarnos en nuestra alimentación y aportarnos beneficios para el ejercicio. Los tés por ejemplo son quemagrasas y además nos aportan energía.
En definitiva, estas energías renovadas y estas ganas de empezar con hábitos nuevos puede ser beneficioso, pero sólo si lo hacemos con calma, sabiendo lo que queremos y para cuando. Las operaciones bikini no son en enero y mayo, son durante todo el año, así que ya puedes empezar a cuidarte y a hacer ejercicio, pero poco a poco y sin prisas.


Estos dos no empezaron la operación bikini en Mayo del año pasado...

Un abrazo.

@JuankiLungaran

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hoy, personalMente

Hoy voy a escribir de la forma más personal, desde una perspectiva que me aborda y que se me hace necesario expresarme. Claro que del mismo modo que sirve de experiencia para mí, me gustaría que mis lectores sintáis empatía para con mi nueva situación... Ahí voy.

Cuando hablamos de un equipo, hablamos de un grupo de personas que interactúan apoyándose unas de otras en la realización de una tarea para conseguir un objetivo. Sin embargo, parece que esta definición deja un poco al margen el lado más humano del equipo. Un equipo está compuesto por personas que en la mayoría de las ocasiones provienen de diferentes lugares y experiencias. Que se han desarrollado bajo criterios o principios diversos y que suman sus capacidades para realizar un fin. Por tanto existe una relación intra e interpersonal entre los miembros de un equipo. Como el tejado de una casa evita las inclemencias del tiempo; las paredes sujetan el peso; las puertas permiten el paso; las ventanas permiten la luz; o la calefacción aporta calor… todo junto forma un hogar. Cada miembro de un equipo aporta una habilidad, un granito de arena a la tarea para conseguir los objetivos.

                A lo que intentaba referirme cuando hablaba del lado más humano, es al desempeño de los roles dentro de un equipo. En el caso de los deportes de equipo, en muchas ocasiones los roles que desempeña cada jugador no están ligados a la aportación en la tarea. Si quitamos la calefacción no se hunde la casa, pero el ambiente será muy frío en invierno. Los goles no son proporcionales a la simpatía; las paradas de un portero no equivalen a más amistades; ni los minutos jugados hacen crecer la empatía. En los equipos hay máximos goleadores, jugadores que juegan mucho y otros que juegan menos, jugadores con más y menos responsabilidades, pero, si todo funciona bien, al llegar al vestuario no es eso lo que debe quedar reflejado. Lo que se ve detrás de la cancha es un grupo de amig@s que disfrutan de la compañía mutua. En los viajes de equipo todos van mezclados, todos aportan lo mismo en sus conversaciones y todos se ríen de las mismas bromas.

                En ocasiones, la vida pone a prueba también a los equipos, y para esto no importa la edad, ni siquiera el nivel de competición. A partir de mañana seré consciente de cómo se va una parte del equipo. Para esto soy nuevo, es una nueva experiencia, y aunque va a ser complicado me voy a empeñar en aprender de ello. Sin embargo me rondan las preocupaciones. Sé que van a ser unos momentos duros para mis jugadoras (de entre 12 y 13 años), pero ¿cómo reaccionarán a medio plazo a esta situación? No sé cómo, lo que sé es que voy a empeñarme en que su refugio sea el deporte, su pequeño equipo. Seguir viéndose las caras para apoyarse unas a otras. No se va una jugadora, se va una amiga, y no saben cuándo volverán a verla… A mí como entrenador se me hace difícil, no quiero imaginarme cómo será para las pobres. La vida les va a dar una lección a todas, a partir de mañana van a ser conscientes de que a veces las cosas se ponen difíciles y hay que hacer sacrificios para seguir adelante… Les va a costar entenderlo.

                Hoy estoy escribiendo de la forma menos “profesional”, quizá sea porque ahora me ha tocado a mí vivir la experiencia. Habrá que hacer de tripas corazón, reaccionar, y aprender.

Confío en servir de apoyo.

viernes, 4 de octubre de 2013

Juega como sabes, y pase lo que pase ¡NO PIERDAS LOS PAPELES!

Hace unos días saltó una noticia que me impactó bastante: “el Milán buscaba psicólogo para Mario Balotelli”. Para aquellos que, por lo que sea, no conozcan el perfil de éste jugador italiano, de forma resumida podemos definirlo como un jugador que carece del sentido de las normas que sean impuestas por agentes externos a su propia persona. El excéntrico futbolista, en el campo se muestra con una agresividad extrema, y hace gala de ella en cualquier situación que perciba como nociva para él. Jugadores contrarios, árbitros, entrenadores e incluso compañeros han sufrido y aguantado alguno de sus irreflexivos y belicosos episodios.

A partir de aquí, cabe preguntarse la causa de esta personalidad tan peculiar… Hijo de inmigrantes ghaneses, su familia biológica tuvo que darlo en adopción a los Balotelli para asegurar su futuro. Con el paso de los años, Mario alcanzó la élite futbolística, y sus padres biológicos, los Barwuah exigieron su regreso. Con todo esto (y sin querer seguir indagando), es muy probable que el joven deportista haya sufrido diversas inestabilidades familiares que han forjado su personalidad. Por otra parte, probablemente consciente de sus dificultades socioeconómicas del pasado, Mario Balotelli también se caracteriza por sus actos de solidaridad. Sin dar muchos rodeos por la red, he encontrado un ‘Ranking con las 50 locuras de Mario Balotelli’, juzgad vosotros mismos Lista de Locuras de Balotelli. Ni que decir tiene que su talento es indiscutible, por ese motivo sigue ejerciendo su labor en la élite… pero a qué precio para los clubes.


Volviendo al tema, en cuestión. ¿Cuál es el problema que persigue a Balotelli? EL AUTOCONTROL. ¿Y qué es el autocontrol? Aunque la propia palabra lleva implícito el significado, vamos a ver de qué forma se puede expresar. El autocontrol se define como la habilidad de controlar las propias emociones, comportamientos, deseos e impulsos. En palabras llanas, es el fenómeno por el cual un deportista (en nuestro caso) se retiene a sí mismo para no decir o hacer todo lo que se le pasa por la cabeza durante un “calentón”.
Mario Balotelli ha sido el ejemplo a exponer en el post, sin embargo existen muchísimos casos que ponen en evidencia la falta de autocontrol de muchos deportistas, y aquí no sólo hay que referirse al fútbol. Al final del post veremos algunos.

El caso es que el autocontrol no es un defecto genético que el capricho del azar inserta a uno de cada cincuenta seres humanos (yo diría que bastantes menos, pero bueno, por poner algo). No, de ninguna manera. Aunque muchos piensen que sí… como por ejemplo los padres de esos jóvenes deportistas, que son líderes de sus respectivos equipos que dicen llenos de orgullo: “Ay, mi Jonathan… Con ese pronto y ese carácter que me ha salido… ¡algún día va a acabar con nosotros! Jajajaja…”. Y muchas más frases como estas que ni os imagináis. A mí desde luego, de lo único que me dan ganas es de coger a ese tipo de padres, encerrarlos en una habitación y darles un par de clases de implicación parental, ¡pero bien dadas!

A lo que voy (que no sé cómo lo hago pero siempre acabo yéndome por las ramas) es a que el autocontrol tiene unas causas definidas, que pueden clasificarse en dos apartados: internas y externas. En las causas internas simplemente hay que destacar el equilibrio emocional actual que tiene el deportista: presión, estrés, ansiedad… Por otra parte, las causas externas son las que condicionan la conducta del deportista desde una perspectiva ajena a su control: situación sentimental o familiar, presión de los medios de comunicación… entre otras.
Una educación en valores de autocontrol ayudará a forjar en la propia personalidad criterios de autorregulación del control. El hecho de saber reprimirse para evitar estallar en cólera, o decir cosas de las que luego puedan arrepentirse son herramientas que constituyen un equilibrio emocional para el propio ser, y que deben canalizarse de formas más constructivas. Por consiguiente, la estabilidad emocional será inversamente proporcional al autocontrol, y será el principio regulador del mismo. A todo esto, hay que añadir que la disciplina juega un papel fundamental en el autocontrol. Pero del mismo modo, también influye directamente la imitación de un modelo, que paulatinamente irá construyendo en el sujeto unos patrones de reacción erróneos cuando entienda que le perjudica una determinada decisión o acción. Un ejemplo muy extendido y que todos conocemos es el de esos padres que se enfadan con sus hijos porque tienen una mala reacción. Luego los cogen y se los llevan a ver un partido, para “animar a su equipo”. Mentira. En esos momentos de pasión, el papá se olvida de su hijo, y tras una acción reconocida como nociva comienza a expulsar por su boca una serie de adjetivos calificativos que, al día siguiente el niño repasará en el patio de recreo cuando le hagan una falta. Y qué decir de los aspavientos que hacemos con las manos…

No sé cómo se animará en el resto del mundo, pero en España la RAE debería revisar el significado que le damos al término “animar”. Entre varios significados se define como “infundir energía moral a alguien”, aunque en este contexto, creo que debería sustituirse por “acudir al visionado de un partido con el propósito de criticar las decisiones del árbitro, y del mismo modo mencionar en voz alta la profesión de alguno de sus familiares; analizar el juego del contrario para: en el caso de que su juego sea fluido, pretender desmotivarlo aplicándole una serie de imprecaciones, si su juego es inferior al de mi equipo realizar observaciones abiertas aludiendo a sus incapacidades mediante escarnios; y en menor medida, alentar a los animados, aunque sólo en caso de conformidad plena con su juego, en caso contrario, y con más intensidad incluso que contra árbitros o contrarios, se les indicarán una serie de directrices para mejorar el rendimiento que a su vez estarán acompañadas de recordatorios asociados al patriotismo de escudos y colores y con sus respectivos agravios”. Por si no te habías dado cuenta, estoy de broma… He pretendido exagerarlo mucho. Pero con esto me gustaría recordar que en todos los campos debe haber un punto de inflexión, motivado por los miembros de los propios clubes, para erradicar ciertas conductas o lenguajes utilizados, y sancionarlos o condenarlos de alguna forma. Hay que cambiar el chip. Os invito a que, si realmente amáis el deporte, sirváis de ejemplo, y si sois de los que gritáis, por favor la próxima vez intentad mantener la compostura, porque eso representa la imagen de un club y una comunidad, que se asocian a un pueblo o ciudad.
Mi consejo para padres y entrenadores es servir de modelos de integridad, control de emociones con respecto al deporte. Educar para la diversión creativa. Y en el momento de una falta de autocontrol grave, un desprecio al rival o a los espectadores, exista una sanción significativa para erradicar el problema cuanto antes. Mostrarse analíticos y no críticos. A mí me gusta buscar las causas y los porqués cuando veo un fallo de un tiro a puerta, o determinar el porqué de la reacción de un jugador o entrenador… Pero en muy pocas ocasiones pierdo los papeles.

Avanzando en nuestro tema, la falta de autocontrol conlleva riesgos importantes para el propio jugador, el equipo y por supuesto el contrario… En el deporte profesional existen medios estadísticos para medir la falta de autocontrol (en función de la posición ocupada en el campo). Las amonestaciones y las faltas realizadas, y acumuladas en el historial de un jugador son una buena proposición para determinar si los jugadores pierden los papeles con más facilidad. Volviendo al caso de Mario Balotelli (delantero), ha visto 56 tarjetas amarillas y 8 rojas, creo que no está nada mal… por eso buscan psicólogo.

Para terminar, vamos a rememorar otras “pérdidas de papeles” de deportistas de élite…

Zinedine Zidane, uno de los mejores futbolistas de la historia le propinó un cabezazo a Materazzi en la final del Mundial del 2006. Los propios comentaristas saben que el jugador italiano provocó al francés, pero aún así condenan la acción de Zidane.



En el año 95, Eric Cantoná después de agredir a un contrario, perdió los papeles y propinó una patada a un espectador que, probablemente lo insultaría.



El defensor central del Real Madrid, Pepe, después de crear un penalti agredió al futbolista del Getafe, Casquero, que estaba tumbado en el suelo. Después de esa acción, Pepe se ha colgado un cartel de agresivo, del que no ha contribuido mucho para quitárselo. De Pepe, sus compañeros dicen que es una gran persona, y es un claro ejemplo de que el autocontrol no mantiene relación con otros aspectos.



Los que más se supone deberían ser modélicos, también pierden los papeles algunas veces, como fue el caso de Leo Messi en el Santiago Bernabéu, que ante la impotencia no se le ocurrió otra cosa que pagarlo contra la afición del Real Madrid, con un pelotazo.



Alejándonos del fútbol, es difícil ver a Roger Federer perder los papeles, pero es la muestra de que en algún momento hasta el más ejemplar (con permiso de Rafa Nadal, claro) se puede derrumbar.



Para acabar, el caso de un entrenador. Si es lamentable verlo en jugadores, verlo en entrenadores ya es para echarse a llorar. En las imágenes, Delio Rossi, agrede a un jugador en el banquillo tras tener un pequeño cruce de palabras.


Y por último, un puñetazo.


jejeje. Buscando vídeos me he encontrado este, que me ha hecho gracia. El árbitro se lo tomó con humor, que es como se han de tomar estas cosas…

Un fuerte abrazo a tod@s.
Pronto más.

@JuankiLungarán

viernes, 20 de septiembre de 2013

"¡¿Cómo que no puedes?! Si sólo es la Final de la Champions League, hombre".

Ya estoy de vuelta una vez más por aquí. Aunque he tenido que limpiar las telarañas de los rincones del blog antes de publicar esta entrada, creo que me ha quedado bastante curiosa, oiga.
Tras el último post, donde hablaba de la Presión Psicológica ("¡Pero cómo ha fallado eso! ¡¡¡Qué perdemos la final!!!"), tuve la sensación se me estaba quedando un poco cojo, que me faltaba algo por plasmar. Así que podría considerarse éste como la segunda parte del post anterior aunque tenga otro título (si no lo has leído te invito a que lo hagas). La Presión Psicológica viene desencadenada por diversos factores, algunos mencionados con anterioridad de forma muy escueta, que consiguen generar un estado emocional que de estrés e incomodidad que limita muy notablemente el rendimiento deportivo. De esta forma, paralelamente con la presión aparece la ansiedad. Hay que apuntar también que me estoy refiriendo a la presión psicológica en su concepción más negativa, porque cuando un jugador de fútbol pisa al campo para disputar la Final de la Champions League tiene cierta presión, pero claro eso no quiere decir que disminuya el rendimiento.



Una imagen vale más que mil palabras, y aprovecho para apuntar que pongo siempre ejemplos de fútbol porque por norma general es el deporte más mediatizado, me gustaría referirme a otros deportes pero considero que así es más fácil de entender. Retomando nuestro tema, ¿qué entendemos por ansiedad en el deporte? Básicamente podríamos considerarla como un estado emocional negativo que incluye sensaciones de nerviosismo, preocupación y aprensión, que están relacionadas con la activación del organismo. La investigación acerca de esta variable psicológica es muy amplia, debido a que puede manifestarse de diferentes formas o momentos en función del sujeto, la causa y el nivel de presión. Voy a intentar explicarlo todo de forma rápida pero completa e inteligible, a pesar de que todos tenemos una idea bastante aproximada del concepto. Como sabemos, la ansiedad provoca unos efectos sobre el propio cuerpo forjados por la activación del Sistema Nervioso Autónomo causados por un desequilibrio psicológico, cuyos síntomas se presentan como: desconfianza, pensamientos negativos, inflexibilidad, preocupación, irritabilidad, dificultades de atención, acentuación de conflictos personales, disminución en la capacidad de procesamiento de la información, disminución del autocontrol, fatiga, insomnio, dificultades para la relajación, preocupación, irritabilidad, distracción. Aunque parezcan muchos, no resulta tan complicado que en un mismo sujeto aparezcan todos y cada uno de ellos. A raíz de la sintomatología psicológica aparecen los síntomas físicos, que se caracterizan por la aceleración de la tasa de pulsaciones por minuto, el incremento de la presión sanguínea, un aumento de la tensión muscular, dificultades respiratorias, sudoración, mareos, nauseas y sequedad bucal (Navarro, J. I., y col.; 1995).
Me gustaría seguir abriendo cajones conceptuales y hablar un poco sobre cada uno de los síntomas, pero no quiero un post kilométrico.


Como ejemplo clarísimo de ansiedad deportiva existe el caso de Jesús Navas, actualmente Campeón del Mundo y Europa, y jugador de uno de los mejores equipos de la Premier League. Navas tuvo que recuperarse de unos problemas de ansiedad que le impedían viajar con el equipo, y hasta tuvo que hacer el esfuerzo en recuperarse para poder seguir creciendo como deportista y tener la posibilidad de viajar para disputar campeonatos.

Las lesiones pueden ser causantes de la ansiedad. Una lesión implica una recuperación que en muchas ocasiones resultan complicadas y dolorosas. Esto puede causar que el deportista genere miedos conforme a sí mismo, y su autoconcepto resulte damnificado. El miedo a no recuperar su forma o a recaer de la lesión puede conseguir frustrarle. Por ello, sobre todo en clubes que se lo pueden permitir, en una lesión no intervienen únicamente médicos, fisioterapeutas o readaptadores físicos, sino que la labor del psicólogo deportivo será conseguir que el deportista no pierda su equilibrio emocional.


Sergio Canales, es un jugador del Valencia C. F., que durante las pasadas temporadas sufrió dos lesiones consecutivas de rotura del ligamento cruzado anterior, obligándole cada una de ellas a operarse y recuperarse durante 6 meses. Además durante el pasado Europeo de este mismo verano, tuvo que retirarse de la competición por lesión. Aunque desconozco el dato, seguramente los psicólogos del club le han ayudado emocionalmente en su recuperación.

Dando un pasito atrás, y situándonos en el plano más genérico del tema, la presión, en otras ocasiones los deportistas sufren lo que se conoce como ‘Síndrome Burnout’. ¡No! No es lo que piensas. De ninguna manera es una adicción a las bebidas energéticas (chiste malo). El burnout es un desequilibrio entre el estrés y la recuperación al producirse situaciones de alto estrés y poca regeneración.  Por otra parte, el síndrome burnout se representa como una pérdida progresiva de idealismo, energía y motivación, apareciendo un estado de fatiga, incremento de la irritabilidad y pérdida de entusiasmo, producido por un “trabajo” duro realizado durante demasiado tiempo en situaciones de alta presión. Se caracteriza por un agotamiento emocional y actitudinal. El Síndrome de Burnout no sólo está presente en el panorama deportivo, sino que en la sociedad actual existen diversos estudios e investigaciones que miden tasas de burnout. Existen numerosos ejemplos sobre este síndrome, que pueden encontrarse fácilmente en personas de nuestro alrededor que han perdido la ‘chispa’ o la ilusión por su trabajo.

Me despido una vez más dando las gracias a los lectores y colaboradores, y esperando que os haya gustado.
Un abrazo, @JuankiLungaran



PD: En este post me han salido menos chispas humorísticas, tendré que mirar no vaya a ser que esté sufriendo algún síntoma ;)

martes, 27 de agosto de 2013

"¡Pero cómo ha fallado eso! ¡¡¡Qué perdemos la final!!!"

Aunque me ha costado un poco acabar este post, por fin lo he conseguido… Esta semana nos toca hablar sobre la presión. Pero que nadie se confunda, por presión no debemos entender un concepto táctico defensivo para robar el balón. Hablamos de esa sensación que nos hace sentirnos frustrados e incómodos mientras practicamos nuestro deporte. Hablamos de la presión psicológica. ¿Por qué tenemos esa sensación? La presión no es otra cosa que el peso de la responsabilidad sobre nosotros mismos. ¿Cómo podríamos definir la presión psicológica? Se trata de una situación de estrés emocional por la ‘obligación’ de conseguir un objetivo determinado. En algún momento de nuestra vida, todos hemos oído a alguien mencionar que un determinado jugador, atleta, etc. tiene presión, utilizando la mítica frase de “le puede la presión”.

Hasta aquí, considero que no estamos hablando de nada nuevo. Es bien sabido por todos que la presión psicológica es una variable que es parte del deporte. Bueno del deporte… la presión es parte de la vida. A menudo todos y cada uno de nosotros sufrimos periodos de estrés, sobre todo en el trabajo (o también por la ausencia de trabajo). Vuelvo a reiterar en lo de siempre: el deporte es un reflejo intensificado de la vida. En el deporte hay fases de entrenamiento o formación durante varios años, fases de competición donde tenemos que poner a prueba lo que hemos aprendido y lo que valemos, hay derrotas y victorias, ascensos y descensos, lesiones que te apartan de tus metas, ambiciones y retos de superación que queremos alcanzar. Pero todo concentrado e intensificado. Existen jugadores que logran alcanzar un rendimiento determinado y pueden promocionar hasta jugar a nivel profesional. Otros, la inmensa mayoría, no llegan a alcanzar esos niveles, desarrollando su juego en niveles inferiores. En cualquier caso, existen diferentes niveles de rendimiento (podemos llamarlo calidad). En cada nivel, existen una serie de responsabilidades con las que el deportista debe lidiar para conseguir los objetivos que deben cumplir. No olvidemos que a mayor nivel, mayor responsabilidad. Ya lo decía el abuelo de Peter Parker en la película Spiderman: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Pues eso. Los clubes pagan sueldos, en algunos casos millonarios, y es normal que exijan resultados inminentes (recordemos que no todo son Real Madrid, Barça o Manchester, existen clubes que no generan esos ingresos y tienen muchos gastos). Los jugadores a menudo experimentan periodos de presión, que en los casos de estos equipos tan conocidos suele tratarse de una presión mediática.

Y claro, todos somos amantes de las competiciones de máximo nivel, y sobre todo en fútbol, donde todos somos expertos en la materia. Todos vemos los mismos partidos y cada uno sacamos nuestras conclusiones. Los mismos jugadores y para unos son “buenos” y para otros “malos” (entre comillas, porque cualquier jugador de primera división es un atleta de los pies a la cabeza). Y qué decir de los sueldos… Yo soy de los que piensan que nadie da ‘duros por pesetas’, nadie paga 100 si gana 20. Entonces, como estos jugadores salen por la tele, nos creamos una imagen robótica de ellos. Nos pensamos que son máquinas de jugar al fútbol que no pueden pensar, sólo chutar… Y claro, pasa lo que pasa, que un momento de presión puede crear una mancha imborrable en tu currículum.



Saber luchar contra la presión y jugar con ella se traduce en un nivel alto de rendimiento deportivo. Raúl decidió lanzar el penalti siendo consciente de la importancia que tenía. Pero lo que todo el mundo no sabe es que cuando un jugador lanza un penalti decisivo la portería comienza a reducirse en su mente hasta alcanzar las dimensiones de una portería de hockey. El peso de la responsabilidad es otro reto que se debe afrontar en la carrera de cualquier deportista. Por ello, los niveles de presión están en función de los objetivos que se deban alcanzar en cada división, nivel o meta. El objetivo de un maratoniano será poder rebajar su marca de cara a una competición importante, y van pasando los días y es una marca que se reduce muy lentamente. ¿Todos los deportistas sienten presión? Yo, personalmente, considero que sí. La presión por norma general, tiene un origen extrínseco, es decir, que no depende del propio sujeto. Sobre todo en aquellos niveles donde las exigencias deportivas repercuten en la economía del club. Aunque no tiene porqué tener un origen económico, las condiciones de un terreno de juego, la situación de un equipo en la tabla de clasificación, la ansiedad constante por ser aceptado en un grupo, entre muchísimas otras, pueden ser causa de la presión. En otros casos, menos frecuentes, suele tener un origen intrínseco, por las exigencias del propio sujeto, sus metas o sus ambiciones. Y con la presión viene la ansiedad, de la que voy a hablar más adelante, en otro post.

¿Y los niños? ¿Es que nadie piensa en los niños? La presión es un síntoma muy frecuente en los jóvenes deportistas. Existen padres que condicionan mucho a sus hijos en el deporte que practican, y aunque en ocasiones no se manifieste directamente, todos captamos los mensajes y la información que nos llega. Mi consejo es dar libertad plena en el deporte a los más jóvenes, siempre animando y apelando a las sensaciones (alegría, tristeza, frustración, euforia…) en lugar de apelar al resultado o al juego. Hay que estar cerca de ellos, pero restar importancia a un mal partido o a un mal resultado. Como leí recientemente en una imagen colgada por mis amigos de FÚTBOL EN POSITIVO“A VECES SE GANA Y A VECES SE… APRENDE”. Lo importante en el deporte base es mantener la ilusión y la motivación y crear hábitos y valores. Así que mi mensaje en voz alta es: “Papás, vosotros ya anduvisteis vuestro camino, dejad que vuestro hijos creen el suyo. Limitaros a colocar las señales. No os realicéis a través de ellos, porque no son ni culpables ni conscientes de lo que no pudisteis alcanzar”.

Hasta la próxima…
Un abrazo para todos.